vitoria. Gorka Azkorra y David Lázaro pasaron ayer por la sala de prensa de Ibaia para ser presentados como futbolistas del Deportivo Alavés. El delantero vizcaíno llega a Vitoria tras alzarse con el trofeo Pichichi del Grupo I de la categoría tras conseguir 17 dianas con el Lugo la temporada pasada. "Entiendo que la gente espere goles de mí. Si esperan centros con la zurda, no van a llegar", ironizó.
Azkorra compartirá el ataque albiazul con jugadores de la talla de Jito y Geni. "Pocos equipos habrá en Segunda B que tengan esta delantera", presumió. En este sentido, asume la competencia interna pero, al mismo tiempo, "confía en sus posibilidades". El ariete destiló la misma ambición que otros compañeros en sus respectivas presentaciones. "Este es un proyecto que nos hace mucha ilusión a todos. Parece que por fin se van a hacer bien las cosas y creo que es el momento para formar parte del Alavés", destacó. Una idea que ha estado en consecuencia con su actos, ya que el futbolista ha rechazado ofertas superiores económicamente para recalar en la entidad albiazul.
Desde que se incorporara a los entrenamientos de Luis de la Fuente el pasado martes, Azkorra ha dado muestras de su poderío físico. Su envergadura -1,92 metros de altura- ofrecerá al equipo un abanico de posibilidades que van más allá del remate. Esta corpulencia dificulta la marca por parte de cualquier rival, y en determinadas fases de partido, su presencia será un desahogo para el equipo y para sus compañeros de ataque.
Pese a venir de un equipo que luchó hasta la última eliminatoria por el ascenso de categoría, sabe que en Vitoria habrá más exigencia que en Lugo. "Allí las aspiraciones eran otras antes de empezar la liga. En el Alavés sabemos que tendremos la presión desde el primer día", asumió. También encontrará otro tipo de alicientes. "Jugar en Mendizorroza es un lujo para cualquier futbolista, más allá de la categoría que sea", manifestó Azkorra. "Sentirse futbolista", añadió David Lázaro en este sentido en su turno de palabra.
un medio polivalente El navarro, por su parte, aterriza con la etiqueta de portento físico. Un stopper para el centro del campo. Como Rangel o Nájera, llega al Alavés vía Castellón, donde jugó una temporada tras pasar tres años en el Villareal B, lo cual ofrece ciertas garantías en relación al trato del balón y al juego asociativo en el centro del campo. Lázaro, que emigró a tierras levantinas tras comenzar en las categorías inferiores de Osasuna, resaltó su paso por el submarino amarillo como un punto de inflexión en su desarrollo como jugador. Una transición graduada del clásico cinco que abandonó Pamplona hacia el mediocampista polivalente que desembarca en Vitoria. "En Osasuna era un jugador que sólo actuaba por delante de la defensa. En la etapa del Villareal, crecí con su filosofía de juego y ahora puedo jugar también más adelantado", explicó. Eso sí, no olvida sus orígenes y garantizó el "trabajo y el sacrificio" en la posición que le toque.
Extrapolando sus virtudes natas, y adquiridas a la realidad que se va a encontrar el Alavés esta temporada, diseccionó a los rivales en dos grupos bien diferenciados: brega y estilismo. "Cada equipo busca potenciar sus armas. Nos vamos a enfrentar a rivales que van a proponer la pelea, pero también a otros que van a intentar jugar al fúbtol". Ambos futbolistas resaltaron la dureza del grupo. "Hay varios conjuntos que van a competir contra nosotros que tienen el mismo objetivo que el Alavés, pero esa competencia es la que quiere el jugador al fin y al cabo", zanjó Lázaro.