plateau de beille
rOberto Laiseka no se baja de Luz-Ardiden. En tres semanas ha subido tantas veces como en toda su vida.
Primera visita. A finales de junio regresó a la montaña pirenaica para rememorar aquella subida legendaria que incendió los corazones de los aficionados vascos, repartidos en masa por las laderas verdes de Luz Ardiden. Fue un viaje relámpago. Tres horas de coche, una de subida en bicicleta y otras tres de regreso.
Segunda. Hace unos días. Más pausado. Con su mujer Karmele y las hijas. La misma autopista paralela a los Pirineos. La noche antes se alojaron en el hotel Londres de Luz St. Sauver, a pie de la montaña. Al día siguiente, llegaba el Tour. Subió a la meta y no paró de atender a la prensa que le pedía que recordara aquella etapa de diez años antes. Así pasó la jornada. Rodeado de periodistas. Así presenció la victoria de Samuel Sánchez, otro hito en la historia de Euskaltel-Euskadi.
Tercera. El jueves descendió Luz Ardiden y, horas de caravana después, llegó a casa a las 2.00 de la madrugada. No se quedaría allí por mucho tiempo. Ayer a las cinco de la mañana volvió a coger la autopista hacia Pau. Esta vez iba más acompañado. En autobús. Se juntaron una treintena de cicloturistas, entre ellos sus amigos que llevaban tiempo organizando la primera marcha cicloturista no oficial. Su idea: recorrer los 144 kilómetros, de Tarbes a Luz-Ardiden vía Aspin y Tourmalet, para recordar su gesta en el Tour de hace diez años.
Entre los que integraban el pelotón estaba Juan José Ibarretxe, apasionado del ciclismo y cicloturista. El lehendakari recordaba hace unos días en un columna de opinión escrita para este periódico con motivo del décimo aniversario del debut de Euskaltel-Euskadi en el Tour, una conversación con un aficionado alemán sobre el asfalto de Luz Ardiden, horas antes de que Laiseka diese al equipo vasco la victoria más recordada y emotiva de su historia. Decía así: "Llevaba, este hombre, una camiseta con la fotografía de Jan Ulrich y me comentó: "Vosotros los de naranja, los vascos, ¿a qué corredor animáis? ¿A Laiseka? Y yo le respondí: No, nosotros no tenemos un corredor, somos del equipo, disfrutamos con la victoria de cualquiera de los corredores. Su respuesta, inmediatamente antes de intercambiar nuestras camisetas, fue: "Entiendo ¡Qué hermoso!, Euskaltel-Euskadi es un equipo del Pueblo Vasco". Junto a Laiseka volvió a recordar ayer Ibarretxe aquella tarde sofocante de julio de 2001 en la que un pueblo cupo en una montaña.