vitoria. En menos de una semana, Xala ha pasado del llanto a la sonrisa. De quedar excluido de la final del Manomanista, a recuperar el derecho a disputarla, un privilegio que se había ganado a pulso en la cancha y que a punto estuvo de perder en los despachos, tras verse obligado a pasar por el quirófano por culpa de un inoportuno ataque de apendicitis. El rostro del lekuindarra derrochaba ayer felicidad, en contraposición a la tristeza que desprendió en su comparecencia pública del pasado lunes, cuando reclamó entre lágrimas su derecho a pelear por la txapela del mano a mano. Un par de días después de que la Liga de Empresas (LEP.M) diera marcha atrás y retrasara la final del Manomanista hasta el 3 de julio, para permitir la presencia en la misma de Xala, con la única condición de que "éste se encontrase recuperado", el lapurtarra ofreció sus primeras impresiones sobre la nueva resolución. "Me ha costado y he sufrido mucho, pero lo he conseguido; es una alegría poder jugar la final", señaló Xala, que ayer completó su primer entrenamiento serio tras la operación a la que se sometió el 6 de junio.

Tras la sesión de ayer, en la que trabajó el aspecto físico junto a Justo Lillo, preparador de Aspe, en las instalaciones del complejo deportivo Usabal de Tolosa, Xala habló para la prensa. Empleó el lekuindarra en su alocución una metáfora para explicar sus sensaciones antes y después de la decisión que le volvió a colocar en la final del Manomanista. "Lo que ha ocurrido han sido como dos sueños. En el primero, estaba en una isla muy negra de la que no me podía mover, con tormentas. No podía salir de allí. Y en el segundo, me encontraba en otro país, y ahí sí podía nadar y hacer lo que yo quería. Eso es lo que ha pasado", resumió el lapurtarra, que ayer evidenció haber recuperado su habitual sentido del humor -no paró de bromear durante su comparecencia ante los medios de comunicación-.

los agradecimientos Después llegó el momento de ofrecer explicaciones más detalladas. También de dar las gracias a todos los que le han apoyado durante su lucha por recuperar el puesto en la final que se había ganado en el frontón tras batir a Idoate en las semifinales. "No puedo decir porqué la LEP.M ha cambiado su decisión, pero yo siempre he pensado que iba a jugar el 3 de julio. Estaba seguro de eso desde el primer día y no podía actuar de una manera diferente a como lo he hecho". Añadió Xala que, a su juicio, tuvo mucha influencia en la nueva resolución de la LEP.M la actitud que adoptaron sus compañeros de empresa. "Fue primordial su comunicado público y su postura. Tengo mucho que agradecerles", aunque el lekuindarra también mostró su gratificación a otros pelotaris, concretamente a su rival en la final y al que iba a ocupar su puesto. "Aimar siempre ha dicho que no le costaba nada esperarme. Y respecto a Oinatz, yo sabía que él estaba haciendo su trabajo, pero que por dentro estaba en contra de lo que sucedía. Los dos han hecho lo que han podido", matizó Xala. Por último, el lapurtarra también se acordó "de toda la gente que le gusta este deporte, gente que ha visto la injusticia y que se ha volcado conmigo. Es otra de las cosas que sirvió para meter presión y se lo agradezco".

quedan dos semanas El pelotari admitió haber sufrido durante el proceso de reivindicación que emprendió el pasado lunes. "Lo he pasado bastante mal, sobre todo al final, cuando veía que quedaba poco tiempo para reclamar y me quedaban pocas opciones para jugar la final". Sin embargo, todo llegó a buen puerto y Xala inició ayer la preparación específica del duelo por la txapela del mano a mano que el próximo 3 de julio le enfrentará a Aimar Olaizola en el frontón Bizkaia de Bilbao.

Xala se entrenó ayer en Tolosa y repetirá casi todos los días. Sin apenas descanso, solo aparcará la preparación física un par de días a la semana (quedan dos para la final) para ejercitarse en el frontón. Su objetivo es recuperar el ritmo de competición. Tan bueno es su actual estado físico que incluso no descarta jugar un partido de parejas el próximo viernes. Otro reto antes de buscar la txapela.