silkeborg. La selección española sub' 21 completó ayer el entrenamiento más duro desde que llegó hace nueve días a la localidad danesa de Silkeborg, en hora y media de sesión en la que Luis Milla no mostró si realizará cambios para el decisivo partido ante Ucrania de mañana, a puertas de semifinales. Entremezcló jugadores en el entrenamiento, sin probar con un equipo titular Milla, que a la conclusión se reunió en el círculo central del terreno de juego con el delantero Bojan Krkic durante diez minutos.
Como es habitual en las sesiones de trabajo de España el balón marcó la mañana, primero en rondos, luego en ejercicios de desplazamiento y control, en sesiones de disparo a puerta y un partido final en reducidas dimensiones.
El estilo de España se entrena y Milla obliga a sus jugadores a dar como mucho dos toques cuando el balón está en el centro. En las bandas tienen libertad para inventar, en el resto del campo controlar y pasar. Es lo que da rapidez mental para posteriormente en los partidos asociarse con rapidez y dejar triangulaciones que levantan admiración. Anda preocupado el seleccionador con la falta de pegada. La entrena a diario. Ayer series de tiros con jugadas ensayadas. Brillaron más los porteros David De Gea, Rubén Miño y Diego Mariño, que los jugadores de campo.
Pese a la dureza del entrenamiento, los jugadores se resistieron a abandonar el terreno de juego. Tienen ganas de más a dos días de jugar el partido que les puede dar acceso a las semifinales. El triunfo y el empate sirven para cumplir el primer objetivo. Varios jugadores realizaron series de abdominales, otros se divirtieron con juegos, como en el que se exhibió Dani Parejo lanzando desde el centro del campo a portería con el objetivo de dar al larguero.