BARCELONA Sada (2), Navarro (9), Anderson (9), Lorbek (24), Perovic (5) -cinco inicial-, Rubio (0), Lakovic (2), Vázquez (2), Ingles (3), N'dong (9), Morris (1) y Grimau (8).

BILBAO BASKET Jackson (7), Blums (5), Mumbrú (5), Hervelle (8), Mavroeidis (5) -cinco inicial-; Warren (12), Fisher (6), Vázquez (3), Banic (6) y Vasileiadis (7).

Parciales 26-12, 17-19, 21-9 y 10-24.

Árbitros Hierrezuelo, Redondo y Jiménez.

Pabellón Palau Blaugrana, ante 6.821 espectadores.

Barcelona. El Regal FC Barcelona marcó ayer territorio en el Palau Blaugrana y se impuso de forma clara al Bizkaia Bilbao Basket (74-64) en el partido inaugural de la final de la ACB, con un ritmo trepidante y las mejores versiones de Erazem Lorbek y de una férrea defensa que ahogó a los sorprendentes jugadores de Katsikaris.

En liga regular asaltaron el Palau Blaugrana y a él llegaron con esperanzas de poder competir por repetir la hazaña. No obstante, los muchos aficionados de los hombres de negro -ayer de blanco- no escogieron el mejor día para desplazarse a Barcelona, donde esperaba un equipo muy serio que jugó a pleno rendimiento casi los 40 minutos al completo.

Tan sólo al inicio del segundo cuarto tuteó el Bilbao a los locales. Consiguieron correr un poco más, como es de su agrado, y encontraron el acierto necesario desde el triple para recortar diferencias que se habían escapado hasta los 15 puntos ya en el primer cuarto. Y es que el Barça salió como un cohete a la pista al inicio y tras el descanso, cuando selló este 1-0 que les da tranquilidad para afrontar el duelo de mañana sábado.

Dejar a Juan Carlos Navarro a sus anchas es peligroso, y más si no es él sino todo el equipo el que sale enchufado a más voltios de los que puede soportar el inexperto bloque del Bilbao Basket. Fotis Katsikaris, de cuclillas buena parte del encuentro, no supo dar con la fórmula para anular a los de Xavi Pascual en ataque, que siempre encontraban a un hombre solo, una manera de entrar a la pintura, de desquiciar al rival.

De todas formas, el hombre clave esta noche fue Erazem Lorbek. El ala-pívot esloveno abrió la pista, anotó desde todos los lados y debilitó el ya de por sí mermado juego interior bilbaíno. Pascual sabía que era quizá el punto débil más fácil de atacar, y la batería de Perovic -de menos a más esta temporada-, Vázquez y N'dong hicieron su trabajo de desgaste para dejar que los creativos Lorbek o Morris apuntillaran. Así, en pleno vendaval blaugrana el Bilbao se dejó llevar a la deriva, seguramente guardando fuerzas para intentar una machada en el segundo asalto y evitar irse de vuelta a Euskadi con un 2-0 más que complicado, que necesitaría de toda la magia de Miribilla para que la seria acabara en Barcelona.

En el tercer cuarto, las diferencias llegaron a los 26 puntos, algo insólito en una final y más a tenor de los partidos de liga regular entre vascos y catalanes. El Bilbao llegaba a tope de moral, pero pagó su inexperiencia en un Palau Blaugrana digno, esta vez sí, de las grandes ocasiones.