Dallas. Un jugador, por bueno que sea, no puede ganar pos sí solo un anillo de campeón de la NBA. Dirk Nowitzki volvió a firmar una actuación digna de los más grande en el tercer partido de las Finales de la competición estadounidense, pero su equipo cayó derrotado en su feudo del American Airlines Center ante unos Miami Heat que cobran ventaja (2-1) en la eliminatoria.
El equipo de Miami no permitió que los Mavericks remontasen de nuevo en los últimos minutos un marcador desfavorable y con una canasta decisiva del ala-pívot Chris Bosh vencieron por 88-86 para recuperar la ventaja de cancho que el alemán, con un final espectacular, les había arrebatado en la segunda cita de la serie. Aunque los Heat tienen que disputar los próximos dos partidos también en tierras texanas, ya se han asegurado al menos volver a Miami para jugar el sexto y séptimo, si fuesen necesarios.
El cuarto lo jugarán esta madrugada y de acuerdo a las estadísticas de la NBA, desde que en 1985 se estableció el formato de 2-3-2, el ganador del tercer partido en las 11 veces que la serie estaba empatada a 1-1 consiguió el título de campeón.
Bosh, con 39,6 segundos, se convirtió en el héroe de los Heat al romper el empate a 86 que Nowitzki había establecido al remontar en los últimos tres minutos la ventaja de seis que tenían los Heat. Pero esta vez, a diferencia de lo que sucedió en el segundo partido, cuando Nowitzki anotó los últimos nueve puntos para que los Mavericks remontaran 15 tantos en los últimos siete minutos, el alemán falló el último tiro a canasta ante una gran defensa de Udonis Haslem, el arma que Eric Spoelstra ha hallado en su banquillo para desactivar a la principal estrella de los texanos.
La frustración que sintieron el pasado jueves los Heat con la derrota (93-95) fue la que les tocó vivir la madrugada de ayer a los Mavericks, que se quedaron a las puertas de otra gran remontada. Los Heat tenían una ventaja parcial de 81-74 con 6:31 minutos por jugarse y volvieron al suspense final cuando Nowitzki anotó 12 puntos consecutivos, pero le faltó el último toque mágico de muñeca para salvar a los Mavericks.
Aunque Bosh fue el jugador que anotó la canasta decisiva, el gran líder y triunfador para los Heat fue el escolta Dwyane Wade, que aportó un doble-doble de 29 puntos, 11 rebotes y tres asistencias. Y por supuesto, Haslem, un jugador que se había perdido el tramo final de la temporada y que ha vuelto en el momento preciso a las rotaciones.
"Fue un triunfo completo", declaró Wade. "Necesitábamos ganar el partido y lo tuvimos que hacer con la defensa, los puntos decisivos y el saber estar en el campo". Bosh aportó 18 puntos, incluidos siete en el cuarto periodo, y LeBron James llegó a los 17 para dirigir el juego al repartir nueve asistencias y capturar tres rebotes.
Los Mavericks, que estuvieron a remolque en el marcador, volvieron a perder una gran oportunidad de tomar el control de la serie y el doble-doble que aportó Nowitzki con 34 puntos, 11 rebotes y tres tapones no fue suficiente para lograrlo. El resto del equipo no le dio demasiado apoyo y sólo el reserva Jason Terry, que anotó 15 puntos, concedió algo de ayuda al alemán, que tiene mucho hambre de título pero no lo podrá ganar solo.