parís. Na Li hizo el partido de su vida y entró en la historia al convertirse en el primer deportista chino (hombre o mujer) que gana un Grand Slam, tras destronar en la final de Roland Garros a la defensora, la italiana Francesca Schiavone, en dos sets, por 6-4 y 7-6 (0).
El himno chino sonó por primera vez en la pista Philippe Chatrier en honor a un ganador individual de este país. Li, de 29 años, escribió la página más brillante de su carrera para convertirse ya en una de las figuras de este deporte, cada vez más cerca del pívot de la NBA Yao Ming, y saltar del séptimo al cuarto puesto de la clasificación mundial.
En una hora y 48 minutos, Li sentenció su victoria y cayó de espaldas sobre la pista. Había ganado el quinto título de su carrera, el primero en tierra, después de que a principios de temporada disputase la final del Abierto de Australia, perdiendo en aquel partido contra Kim Clijsters.
"Hoy fue muy duro para mí", reconoció Schiavone, quien el pasado año se convirtió también en la primera italiana en ganar un grande, "pero solo puedo felicitar a Li". China tiene ya a su nuevo ídolo, una jugadora que viene avisando de su potencial y que le dedicó el triunfo a una amiga que ayer cumplía años: "Creo que este puede ser un buen regalo", manifestó.