Ya son quince. Un número redondo. Una cifra que no deja de crecer, que siempre encuentra a alguien encargado de engordarla, pues Euskaltel-Euskadi viene encontrando los relevos que mantienen a la escuadra naranja entre las mejores del mundo ciclista. Ayer, en el Monte Zoncolan, un trocito del Giro, una atalaya, sueño de escaladores, Igor Antón fue el mejor alpinista, vigoroso, incombustible, tenaz, voluntarioso, rocoso, aventurero, osado para firmar la décimo quinta victoria de su equipo en trece años en las grandes rondas -sin contar la de Mikel Astarloza en el Tour de 2009, que fue revocada tras dar positivo por EPO-. El corredor de Galdakao, además, extendió las fronteras de Euskaltel-Euskadi, que nunca había saboreado un fragmento de gloria de un Giro de Italia. Ayer se desvirgó el casillero en la ronda italiana. La escuadra naranja, desde que Roberto Laiseka inaugurara el palmarés en las grandes rondas, cuando lo hiciera en la Vuelta de 1999 en la ascensión del puerto de Abantos, pionero, acumula trece campañas al pie del cañón, creciendo, extendiendo los márgenes. Laiseka descubrió cómo ganar en la Vuelta a España y más tarde en el Tour de Francia. Sus sucesores tomaron cuenta, pues hasta cuatro ciclistas más de Euskaltel-Euskadi se han coronado en una de las citas mayúsculas del ciclismo mundial. Tras él fueron desfilando Iban Mayo, Unai Etxebarria, Samuel Sánchez e Igor Antón. En este repoker de corredores de la formación Euskaltel-Euskadi, sigue siendo Samuel Sánchez el autor de más tardes de celebración. El ovetense ha alzado los brazos hasta en cinco ocasiones, una tercera parte de los éxitos del equipo vasco. Si bien, solamente ha conseguido triunfos en la Vuelta, que es precisamente el terreno donde más victorias parciales ha rubricado la estructura naranja, hasta doce. Mientras, etapas del Tour de Francia se han sellado dos y una en el Giro de Italia, la de ayer, un nuevo mundo, otra esfera que sigue invitando a soñar, la de Antón.

Es el presente y el futuro, el protagonista de los tres últimos pedazos de gloria y seguramente no serán los últimos que traiga para Euskadi, pues en este mismo Giro podría encontrar otra oportunidad de seguir cebando el palmarés. Ello, lógicamente, con la colaboración de una formación que guarda las espaldas.