madrid. El primer asalto entre Barça y Madrid es ya parte del recuerdo. En dos días, el clásico que el pasado sábado tuvo su primer y poco vistoso episodio en el Santiago Bernabéu se traslada a Mestalla. Pero, hasta entonces, la resaca del empate a uno liguero marcó ayer la actualidad de ambos equipos, que completaron una suave sesión de recuperación con vistas a la final de la Copa del Rey. En el Camp Nou todas las miradas se centraron en el gran capitán. Lesionado durante tres meses, su retirada del campo del sábado presagiaba malas noticias. Finalmente, parece que no será para tanto y podrá jugar el miércoles en Mestalla, aunque Puyol optó ayer por la cautela y aseguró que "ahora mismo es difícil" que pueda alinearse en una final para la que no cree que influya el empate cosechado en Madrid. "No creo que este partido influya para nada el miércoles. Una final siempre es algo diferente, se enfrentan dos grandes equipos y los dos en un buen momento. Nada tiene que ver con el partido ni con la trayectoria de cada uno. Será muy intenso", señaló el defensa.

El capitán culé no sabe "quién salió reforzado" del empate en el Santiago Bernabéu. "Nosotros salimos contentos por un buen resultado que podría haber sido mejor. Nuestra idea fue ir a ganar como en todos los campos, pero a veces no se puede", se resignó, contento porque "hay una semana menos y la misma distancia" de ocho puntos sobre el Real Madrid. "Con muchísimas ganas" para sacar la mejor nota de este "reto" de los cuatro clásicos, Puyol aseguró desconocer hasta qué punto podrá aportar debido a su estado físico y su reciente problema muscular. "Me sentí muy bien, con muchísimas ganas e ilusión. Lo he pasado muy mal y era un lugar perfecto para volver. Pep me preguntó si estaba para jugar y le dije que sí. Me encontré muy bien, sobre todo en la primera parte. Hasta que aparecieron las molestias en el isquio todo fue perfecto", detalló finalmente Puyol.

la guerra de mourinho Por su parte, el Real Madrid comenzó a preparar la final en la ciudad deportiva de Valdebebas con un entrenamiento en el que la atención la centró la evolución de Lass Diarra, a quien José Mourinho espera recuperar para echar mano de su famoso trivote defensivo. La expulsión de Raúl Albiol en el primero de los cuatro clásicos le impide jugar la final de Copa del Rey en su ciudad natal y provoca que el técnico luso se vea obligado a acelerar la recuperación del francés, clave para mantener el trivote en el centro del campo si decide retrasar al centro de la defensa a Pepe. Los titulares del sábado, que realizaron un gran desgaste tras jugar 38 minutos con un jugador menos, tuvieron sesión de recuperación y se pusieron en manos de los fisioterapeutas para recibir masaje. Con más intensidad se entrenaron los futbolistas que entraron en la segunda mitad, Raúl Arbeloa, Mesut Özil y Emmanuel Adebayor, junto a los que no jugaron y no fueron convocados como Pedro León y Sergio Canales.

Hoy, Mourinho juntará a todos sus jugadores disponibles para comenzar a probar retoques tácticos y realizar pruebas con el equipo que se perfila titular. En mitad de su particular guerra con los medios que abandonaron la rueda de prensa previa al primer clásico, por un lado, y con el mundo en general por lo que considera un agravio arbitral con el Barcelona, habrá que ver si el portugués calienta la final con sus declaraciones previas o de nuevo opta por recurrir al vitoriano Aitor Karanka como parapeto.