Como decían las abuelas. "Si no quieres taza, taza y media". Para todos aquellos que maldecían el carácter bipolar que había adquirido el fútbol español en los últimos tiempos, el próximo va a convertirse en un mes de pesadilla. Barcelona y Real Madrid, los dos grandes, van a medirse hasta en cuatro ocasiones en apenas tres semanas en las que todos los títulos quedarán seguramente sentenciados. Desde el próximo sábado, 16 de abril, con la revancha liguera de la manita, hasta el martes 3 de mayo, fecha en la que se disputaría, también en el Santiago Bernabéu, la vuelta de unas semifinales de Champions que están casi servidas tras las goleadas con las que despacharon a sus rivales ambos en la ida de los cuartos de final del torneo continental, el fútbol español vivirá subyugado por la relevancia mediática de dos equipos tan dispares como poderosos.

Madrileños y catalanes van a jugarse en ese periodo de tiempo los tres títulos a los que optaban cuando amaneció la temporada. El Barça, en cualquier caso, parte con cierta ventaja. Tiene el alirón liguero casi en el bolsillo. Con ocho puntos de renta frente a los blancos, el equipo de Pep Guardiola puede incluso permitirse el lujo de conceder la relevancia justa al encuentro que acogerá el Bernabéu dentro de ocho días. El conjunto catalán tiene el foco centrado en los otros dos torneos, en la posibilidad, de nuevo factible, de reeditar el triplete consumado hace dos temporadas. Con la eliminatoria frente al Shakhtar virtualmente sentenciada, el cuadro azulgrana quiere quitarse el mal sabor de boca que le quedó el pasado año tras caer a las puertas de la final en una Liga de Campeones que parecía de su propiedad.

Será precisamente el hombre que se encargó de amargar la temporada a los catalanes quien vuelva a cruzarse en su camino en las semifinales europeas. José Mourinho sabe que su gestión se evaluará en función de los resultados que consiga en los duelos directos ante el Barça. Por el momento, el técnico luso ha logrado lo que no se lograba desde hace siete años: colar al Madrid entre los ocho mejores equipos de Europa. Pero eso no basta para el equipo más generoso en los fichajes, más aún si el eterno rival vive épocas de tanta bonanza.

En Madrid se asegura que la Liga ya está sentenciada. Y se centra el tiro en las otras dos competiciones. La Copa del Rey, a una carta, se antoja el título más al alcance de la mano para un equipo blanco que ha salido escaldado en sus últimos enfrentamientos con el Barça. El equipo merengue tiene también casi cerrado el pase a las semifinales de la Liga de Campeones. Así que, salvo hecatombe inesperada, ahí estará la otra gran baza para los madrileños, que se aferran a la capacidad de su técnico en las eliminatorias a doble partido para mantener vivas las esperanzas de acabar con la sequía.

En cualquier caso, y aunque el Barça parece aún un punto por encima del resto, el Madrid tendrá opciones de catar título. De lo que no habrá opción será de escapar a la vorágine que esta concatenación de clásicos tendrá en los medios.