Vitoria. Se van a enfrentar a unas condiciones extremas en esta nueva aventura. Temperaturas por debajo de los 35º, vientos de 150 kilómetros por hora, tormentas y hasta osos polares. Por eso, Josu Feijoo, líder de la expedición, coincide con Nansen, el primer aventurero en completar el reto que ahora emprenden estos montañeros vascos, en calificar la expedición como "camino al infierno".
¿Qué siente en las horas previas?
Estoy un poco nervioso. No es la típica expedición alpina en la que sabes dónde te metes. Se supone que eres profesional de la alta montaña, mientras que aquí, y lo digo independientemente de las dos semanas que estuve tanto en el Polo Norte como en el Polo Sur, van a ser seis semanas en la que siempre vas a estar a menos de 35º bajo cero, con 24 horas de luz y sin presencia humana ni animal ni vegetal. Por eso estamos nerviosos, porque sales de tu ámbito.
¿Tiene miedo ante la posible aparición de algún oso?
Los dos primeros días y los dos últimos, la preocupación es evidente. Por eso llevamos el rifle. Y es que para un oso salirse 30 o 40 kilómetros de su ruta habitual, en donde caza focas, no es extraño. Ellos tienen un detector de presencia humana con un alcance de 200 kilómetros y claro que estamos preocupados.
¿Tanto es el riesgo?
Sí, sí. A 200 kilómetros son capaces de oler el alimento y claro que estamos preocupados, ya que además el gobierno groenlandés así nos lo ha hecho saber. Nos ha dicho: "Cuidado, que éstos atacan de verdad".
Pues entonces, ¿cómo anda de puntería por si aparece alguno merodeando por donde se encuentran?
Yo fatal. Espero que Jon Goikoetxea o Víctor Izquierdo acierten porque si viene hará falta tener puntería. La experiencia que tenemos por terceras personas que nos lo han comentado así lo refleja. En muy pocos ataques realizados por el oso suele fracasar el oso. Lo normal es que con su mimetizaje, el hambre y la agudeza que tiene a día de hoy, él siempre sale ganando. Las referencias que tenemos de ataques de osos, todos han sido positivos para el oso y negativos para la vida humana.
La verdad es que no es un buen dato para los intereses de su expedición.
Pues no. De hecho, se tienen contabilizados más de quince exploradores árticos en Groenlandia y en el Polo Norte que han muerto tras el ataque de un oso, con la consiguiente paralización luego de dos años para el resto de expediciones.
O sea, que ahora ya llevan un tiempo tranquilos y sin ataques para que este grupo de vascos pueda intentar cruzar Groenlandia de este a oeste.
Sí, sí. Cada vez que se produce un desenlace de éstos, el Instituto Cartográfico Antártico y Ártico prohíben las expediciones. Nosotros vamos en el periodo en el que al menos en los tres últimos años no ha pasado nada.
Se van a encontrar con un desierto blanco interminable. ¿Cómo afecta eso psicológicamente?
Es lo que se denomina whiteout. Al ser el entorno en el que te mueves completamente blanco y helado y no tener referencias, salvo cuando lleguemos a las cadenas montañosas, se produce un fenómeno psicológico que se llama astenia. Esto supone una relajación involuntaria del cuerpo. Ante tanta monotonía, día tras día el mismo paisaje y con las mismas pautas de comportamiento, el cerebro de forma natural se relaja. Y es en ese momento de relajación cuando se cometen los errores.
¿Qué errores se pueden cometer?
Por increíble que parezca, son errores de principiantes como quitarte los guantes o las gafas porque crees que no las necesitas o bajarte el pasamontañas. Entonces te llega la pérdida de calor, pérdida de sensibilidad ocular y hasta hipotermia en las manos. Es un fenómeno muy preocupante que es el que ha echado para atrás al 90% de las expediciones que han fracasado. Esta relajación involuntaria puede llevarte a fracasar en tu intento y nosotros somos humanos y estamos expuestos a ella.
¿Están preparados para afrontarla?
Imagino que tendremos que tirar de recursos mentales, de la profesionalidad que podamos tener de otras expediciones, pero si nos han dicho desde el Instituto Cartográfico Ártico que vamos a sufrir esta relajación, esta especie de paranoia en la que siempre estás viendo lo mismo, algo que te agota, es porque la vamos a padecer.
Y, ¿saben qué hacer para poder superar ese tipo de paranoias?
No somos superhombres, o sea que en algún momento dado alguien de la expedición tendrá este problema por lo que tendremos que poner todos la carne en el asador para sacarlo adelante anímicamente porque sabes que a los tres o cuatro días te va a tocar a tí. Será un trabajo de equipo.
Además del aspecto mental, van a tener que hacer frente a una carga de 175 kilos, gélidas temperaturas, viento, ocho horas de caminata... Físicamente también deberán estar muy fuertes.
Creo que físicamente vamos muy bien preparados. Una vez más tenemos que tirar de nuestra profesionalidad, en lo que han sido nuestras experiencias en el entorno himalayístico. Yo juego con un poco de ventaja sobre mis compañeros porque he hecho travesías Árticas y Antárticas. Yo ya sé a dónde voy y éstos todavía no lo saben, aunque a los seis o siete días van a tener la misma experiencia que yo porque aquí las pautas son las mismas.
¿Ve clave para el éxito de la expedición estar en una buena forma?
Sí, sí. Físicamente hay que estar muy fuerte porque hay que arrastrar un trineo que pesa más del doble que tú. Y es que son ocho horas andando todos los días en el mejor de los casos, más cuatro horas de preparativos al llegar. Es duro. Y con humildad, no es que seas un superhombre, pero sí que hay que estar muy, muy bien preparado físicamente.
Con tanto desgaste físico, tendrán que recargar pilas de alguna forma especial. ¿Cómo lo harán?
El desgaste calorífico está calculado en unas 4.400 calorías al día y llevamos unos alimentos liofilizados que hemos comprado a los marines USA, que son de última generación, algo más consistentes que los que había hasta ahora. Eso nos servirá para reponer fuerzas.
La comida liofilizada no suele ser muy variada. ¿Qué tipo de menú tienen previsto preparar?
Llevamos cuatro menús, uno de arroz, otro de pollo, hay también de verduras y de pescado. Son como purés y al final cada cuatro días repites menú, pero sirven para recuperar energías ya que cada uno de ellos aporta unas 2.800 calorías.
Sin embargo, parece insuficiente este aporte calórico, teniendo en cuenta que diariamente sufrirán un desgaste de unas 4.400.
Así es y sólo nos queda una forma de conseguir llegar a ese equilibrio para alcanzar las 4.400 calorías consumidas, que es comer a mantequilla a cucharadas, algo que a mí me da un poco de asco hasta decirlo. Eso nos permite meter un aporte en grasas necesarias para evitar que el cuerpo tire de las suyas y te consumas. Y es que el cuerpo, cuando está en estado de necesidad, tira de lo que sea y hace hasta canibalismo con sus propias reservas.
Pese a tratar de equilibrar el desgaste calórico con esta alimentación, en una expedición de este tipo el cuerpo sufre mucho. ¿Han calculado cuánto pueden adelgazar?
Hemos calculado una perdida de 15 kilos por persona si hacemos bien las pautas. Puede variar en función de cómo te adaptes, si sufres alguna diarrea o por el hecho de que no comas bien porque anímicamente tienes un día malo, pero 15 kilos ya perderemos y vamos a venir hechos un palillo. De hecho, los médicos deportivos nos aconsejaron afrontar la expedición con ocho kilos de más para tener reservas y ninguno de los cuatro lo hemos podido hacer. Hemos metido como mucho tres o cuatro.
¿Qué les ha pasado para no poder coger esos kilos de más?
A nosotros, que somos deportistas y nos metemos mucha caña, es algo que nos cuesta. Lo hemos intentado, pero no ha sido posible.
Ha dicho que es una expedición al límite. ¿Tantos riesgos tiene?
Ya sólo con decir que cuando comencé a leer el cuaderno de bitácora de Nansen y dijo literalmente: "Camino al infierno" ya me di cuenta de lo que nos esperaba. Te lo está diciendo uno de los exploradores árticos más importantes de la historia, hasta el punto de que se le concedió el premio Nobel. Que una persona de éstas, que es de Noruega, que está un mes sí y otro también en estas latitudes y haciendo este deporte, lo considere un camino al infierno, pues imagínate a nosotros que somos alpinistas y que somos urbanitas qué nos puede parecer. Claro que da miedo. Es una expedición al límite de la vida humana.
Es una aventura al filo de lo imposible, ya que tan sólo diez expediciones han conseguido tener éxito.
Es un reto muy complicado. Vamos a hacer 1.100 kilómetros en una zona completamente inhóspita. Va a haber un momento, cuando estemos en mitad de Groenlandia, que en 500 kilómetros a la redonda no hay ningún tipo de vida humana.
Además, estarán expuestos a unas condiciones climatológicas muy variables lo que aumentará la dificultad.
El otro día desde el Instituto Cartográfico nos advirtieron de que estaban a 48º bajo cero aunque, eso sí, sin viento. Además, ya nos han avisado de que en el mejor de los casos una tormenta vamos a tener. Una tormenta que dura tres o cuatro días y tiene vientos que superan los 150 kilómetros por hora y que pueden llegar hasta los 200, lo que puede bajar la sensación térmica hasta más de 79º bajo cero. Y esa temperatura, por muchas capas que llevemos y por mucha experiencia que tengamos, es algo muy difícil de soportar.
¿Podrán hacerlo?
Son condiciones muy, muy duras. Yo es que estoy casado, tengo una mujer y una hija y muchas veces haces las cosas alegremente, pero luego las piensas como hay que pensarlas de verdad y dices: "Joder, es que puedes morir". La gente ha muerto en esta travesía. Hay muchos factores que pueden llevar al fracaso de la expedición: hambre, falta de combustible, frío, congelaciones astenia y hasta la muerte. Los riesgos están ahí. Las congelaciones en los dedos de los pies están a la orden del día. Salir con diez dedos y volver con tres menos es algo normal.
Viendo los peligros a los que se exponen, serán conscientes de que habrá que minimizar los riesgos.
Por supuesto. El mínimo error se paga con los dedos de una mano. Tenemos la recomendación de parar cinco minutos cada hora para mirarnos la cara y ver cómo la tenemos para evitar posibles congelaciones. Es que si se te baja un poco la máscara de neopreno o se te suben las gafas y no te das cuenta, en cinco minutos ya puedes tener un principio de congelaciones y hay que estar muy atento. Luego, lo que no puedes hacer es quitarte los guantes para tocarte con los dedos, ya que se te congelaría la mano. Por eso, errores los mínimos.
¿Puede llegar algún momento en el que tengan la sensación de que se la juegan o van a calcular el riesgo en todo momento?
El riesgo va calculado desde Vitoria, pero en teoría. La central nuclear de Fukushima en teoría es muy segura y mira la que se está liando ahora. A nosotros por teoría no nos debería pasar nada pero en la práctica, por la relajación, monotonía o cansancio físico o psicológico, estamos seguros de que en algún momento podemos cometer un error de los de consecuencias irreparables. Pero es que esto es así y no quiero ponerme melodramático, pero nos lo han recalcado tantas veces los profesionales que sabemos a lo que nos exponemos. Pero bueno, somos optimistas porque mis compañeros y yo, al igual que todo el mundo, en las situaciones complicadas damos lo mejor de nosotros mismos. Además, creo que somos un equipo de cabeza fría.
Una cabeza fría que ¿les daría la capacidad de renunciar al objetivo por mucho que les duela?
Es algo que hemos hablado y tenemos dos parámetros. Uno, si hay que retirarse porque la situación es insostenible para la supervivencia, porque nos hemos quedado sin combustible y ya tampoco tengamos comida. Ahí ya sabes que vas a morir y entonces sí que abortamos la expedición.
¿Y en qué caso no renunciarían?
En el caso de que de los cuatro del equipo alguien tenga un problema. Ahí, pues lógicamente montaremos el campamento de emergencia uno de los días para tratarlo. Pero si el resto está bien, se llama a un helicóptero y a esta persona que se la lleven porque no nos hemos metido en esta aventura para hacer las cosas a medias y los demás seguirían. Aquí hay que ser ambiciosos.
¿A costa de lo que sea?
Si trabajas con la cabeza fría, tiras de tus recursos, de tu profesionalidad y la situación no es de muerte, seguimos adelante porque somos ambiciosos. Hay empresas comprometidas, subvenciones y lo que no podemos hacer es ir de niños bonitos y en cuanto le veamos un poco las orejas al lobo echarse atrás. No. Hay que ser ambicioso. El objetivo es entrar por el este y salir por el oeste y si salimos los cuatro estupendo, pero si por el camino hay que ir dejando a gente porque tienen un accidente pues se les va dejando y no es ningún drama.