DONOSTIA. La nostalgia de aquellos pioneros del surf, que a finales de los años veinte lo revolucionaron con sus tablas huecas de madera, ha puesto de moda la tendencia más "retro" entre románticos de todo el mundo que, de forma autodidacta, han recuperado las técnicas artesanales para fabricar estas viejas planchas.

Aunque la mayor parte de estos nostálgicos viven en lugares de gran tradición "surfera", como los Estados Unidos y Australia, también en nuestro país hay fanáticos de este deporte que, a su pasión por las olas, suman el placer de confeccionar ellos mismos sus propias tablas de surf.

Kepa Álvarez, un bombero donostiarra aficionado a la carpintería en sus ratos libres y surfista semiprofesional entre 1996 y 2010, es uno de ellos.

"Lo que más me llena de todo esto es hacer surf, que es mi hobby, con algo que he fabricado yo mismo con mis propias manos. Y eso no mucha gente lo puede decir", asegura orgulloso en el taller que ha instalado en el garaje de su casa del monte Ulía.

Fotografías en blanco y negro de los primeros surfistas, antiguos anuncios de tablas, cuadros con motivos surferos y varias planchas ya terminadas contemplan su trabajo desde las paredes de este taller en el que sargentas, formones y lijas comparten espacio con curiosas herramientas que él mismo ha diseñado para los trabajos más especializados.

Pocos metros ladera abajo, la playa urbana de La Zurriola sirve de campo de prácticas para sus creaciones, cuyo antiguo diseño no deja de sorprender a los aficionados donostiarras que, equipados con las más modernas y ligeras plataformas de "resina de epoxi", se cruzan con él de camino a las olas.

"Las primeras tablas eran macizas, estaban hechas en madera de koa, un árbol típico de Hawai, que es donde comenzó todo esto, y pesaban entre 40 y 60 kilos", aclara Álvarez.

Más adelante, en 1926, el norteamericano Tom Blake creó la primera tabla de surf hueca inspirándose en el sistema de construcción de los barcos, con ejes, cuadernas, y cubierta con una tapa, lo que le permitió reducir su peso a la mitad, comenta el surfista donostiarra, que ha recuperado ahora esta vieja técnica basándose en unos planos localizados en internet.

Aunque su primera obra, que concluyó hace casi dos años, fue un éxito en apariencia, su gran peso no dejó satisfecho al creador donostiarra. Volvió a recurrir a internet para contactar con aficionados de otras partes del mundo que, con sus mismas inquietudes, le facilitaron nuevos diseños y hasta modelos en tres dimensiones.

Gracias a estos nuevos planos, Álvarez mejoró su técnica constructiva, aligeró el peso de sus tablas y comenzó a elaborar mejores planchas, más manejables y de una estética completamente "retro", con las que es habitual verle practicar surf en las olas de la "Zurri".

Al mismo tiempo, decidió grabar en vídeo el proceso de construcción, para dejar constancia de las distintas fases de elaboración de estas tablas. Un material que, una vez editado, se ha convertido en un pequeño documental de ocho minutos que ya ha sido proyectado en el Surfilmfestibal de Donostia y en el festival de surf de San Juan de Luz, el más prestigioso de Europa.