vitoria. En una extensa misiva en la que califica la situación de "cada vez más tensa" Pat McQuaid, presidente de la UCI, pide a los ciclistas que reflexionen sobre el debate en torno al uso del pinganillo, que ha desencadenado el ultimátum de las asociaciones internacionales de ciclistas y corredores. Estos, boicotearan el Tour de Pekín -el único que gestiona directamente la UCI- si la prohibición sigue vigente y el dirigente irlandés continúa negándose tajantemente a sentarse para buscar un consenso.
En la carta, McQuaid explica la motivación que llevó a tomar la decisión de prohibir los pinganillos. Parte de un estudio llevado a cabo en 2008 y en el que solo uno de cada cuatro ciclistas respondieron a la encuesta, siendo el resultado entre los que se encontraban a favor y en contra muy homogéneo. Ahora, equipos y ciclistas dicen que el 90% está en contra. Este cambio de tendencia tan sorprendente, provoca las preguntas de McQuaid: "¿Qué ha sucedido en el pelotón? ¿Se ha puesto bajo presión a los corredores? ¿Son ustedes realmente libres para expresar sus opiniones?".
El irlandés fundamenta la prohibición en la "necesidad de devolver al corredor al centro de la acción". "Eso le hace totalmente responsable de su estrategia y de la evaluación de la situación en cada fase de la carrera evitando el control exterior. Tal control reduce el carácter impredecible de cada evento y por lo tanto, la emoción", abunda.
Ciclistas y directores aducen cuestiones de seguridad para recuperar la radio que les mantiene en contacto durante la carrera. "El ciclismo no era más peligroso antes de la llegada de los auriculares", expone McQuaid, que, muy crítico, reprocha a los ciclistas su tendencia a "olvidar su papel y responsabilidades. Hay problemas más grandes en el ciclismo que necesitan su atención", dice al referirse al dopaje.