El término "robar la cartera" en el ámbito deportivo cobró este fin de semana una nueva dimensión en Sevilla. Por un día, tan alevosa expresión atravesó la barrera de las actuaciones arbitrales y se convirtió en una indeseada y tangible realidad para el pobre Paolo Quinteros. Porque uno puede esperar que le roben sus pertenencias en muchos sitios, pero no en pleno vestuario de una cancha de la ACB y mucho menos mientras se encuentra pasando el control antidoping.

Tras imponerse al Cajasol en el pabellón sevillano por 72-86, los jugadores del CAI Zaragoza regresaron a casa con un importante triunfo bajo el brazo. En el AVE todos lucían los pertinentes trajes oficiales. ¿Todos? No, todos no. A Quinteros no le quedó más remedio que echar mano de un chandal después de que un ladrón le robara el traje y la bolsa donde guardaba sus cosas en pleno vestuario del pabellón San Pablo. "Vosotros nos ganáis, nosotros os robamos", debió pensar el desalmado que dejó al escolta argentino sin sus pertenencias mientras éste se encontraba haciendo tiempo para acumular líquidos y llenar el vaso para el control antidoping. Nadie vio nada. Tuvo que ser el propio jugador el que, al regresar junto a su compañero Darren Phillip, se topó con la desagradable sorpresa.

El sorprendente socavón de seguridad que deja en evidencia al club sevillano no hizo ninguna gracia al exterior del cuadro aragonés, que a punto estuvo de perder el tren de vuelta a Zaragoza por culpa de las primeras gestiones para denunciar lo ocurrido e intentar recuperar la bolsa con su cartera. Abochornado, el Cajasol prometió hacer todo lo posible para intentar encontrar al amigo de lo ajeno que no tuvo ningún reparo en abrir la puerta del vestuario y dejar a Quinteros -que contribuyó al triunfo maño con nueve puntos en treinta minutos- solo con lo puesto. Eso sí, muchos habrían pagado por ver la cara del caco si los jugadores del CAI llegan a pillarlo in fraganti en plena faena. Y es que diez armarios de dos metros de alto pueden resultar más acongojantes que la mejor pareja de guardias civiles.

de la maza detiene el partido La propia entidad zaragozana denunció lo sucedido de forma pública en su página web tras un partido que, además de la inhabitual anécdota vivida por el escolta, estuvo marcado por una polémica que ya es la segunda ocasión que se reedita en el recinto andaluz. Al igual que ocurriera en los primeros compases del 2010 durante el choque entre Cajasol y Manresa, el domingo otro colegiado decidió parar el encuentro por los gritos e insultos que estaba recibiendo por parte de la afición sevillana. Si entonces fue Daniel Hierrezuelo el protagonista de la noticia, el fin de semana fue Francisco de la Maza, conocido en el Buesa Arena por expulsar a Dusko Ivanovic -entre otras cosas- durante el polémico partido contra el Barcelona, el encargado de soliviantar los ánimos de los seguidores del Cajasol, antideportiva a Paul Davis incluida. En definitiva, el próximo rival baskonista -el viernes a partir de las 20.30 horas- llegará a la capital alavesa con una derrota como resaca y el curioso robo a Paolo Quinteros como flagrante deshonra. Mientras tanto, alguien camina por Sevilla vestido con el traje de un jugador de baloncesto.