Vitoria. Pese a que le queda un año de contrato con Asegarce y muchas cosas que decir en la pelota, de la que es profesional desde 1992, una lesión en la mano derecha va a apartar a Rubén Beloki de los frontones durante dos semanas. Tal vez tres. Puede que el burladés, sin saberlo, haya quemado sus últimos cartuchos en el Parejas.

¿Cómo se encuentra?

Una lesión no es plato de buen gusto. Es una pena porque quedaban tres partidos muy bonitos y, aunque ya no tenemos opciones de meternos en semifinales, me gusta acabar lo que empiezo. Además, me encanta la competición.

¿Cómo se lastimó su mano derecha?

Todo se torció porque a partir del 10 de febrero ya estaba con la mano mal, en Tafalla no jugamos nada y el pasado viernes desde el tanto 10 noté una zona muy dolorida. Me estaba haciendo mucho daño y al final acabé fastidiándome la mano bastante.

¿Se le estaba haciendo largo el campeonato?

Es largo y duro. Son muchísimos partidos y todo el mundo va a muerte. Las pelotas son muy exigentes y al final todo pasa factura.

Y además no ha habido ningún partido sin trascendencia.

Para el aficionado está siendo un muy buen campeonato porque, quitando una pareja que está descolgada, que es la nuestra, todo el mundo puede entrar en semifinales o quedarse fuera. Todavía está todo por decidir, nadie regala nada, todo el mundo va al 100% y es normal que haya lesiones. Por eso, tampoco es cuestión de darle vueltas a lo que me ha pasado.

Además, su compañero, Asier Olaizola, también se ha lesionado.

Caer los dos ya es mala suerte. En alguna pareja siempre hay alguien que se lesiona o tiene algún problema físico. Lo que ocurre es que lesiones como las de Asier tampoco son demasiado normales en la pelota, aunque pasan y son graves. El mal de manos, en cambio, es más normal y no hay que darle más vueltas.

El parte médico sobre su lesión habla de dos semanas de baja. ¿Llegará a tiempo de disputar el último partido de la liguilla de cuartos de final?

No lo sé. En competición, los periodos se suelen acortar para regresar a las canchas cuanto antes, pero habrá que ver cómo evoluciona la lesión sobre la marcha. Van a ser dos o tres semanas, pero nunca se sabe. Casi siempre se alarga, pero me gustaría jugar el último partido porque es contra Irujo.

¿Se le ha pasado por la cabeza que ésta haya sido su última participación en el Parejas?

Sí que lo he pensado. Hay una nueva generación de zagueros muy potente que se está abriendo paso. Si tiene que ser mi última participación, pues será. Este año he jugado a tope, con la misma ilusión que lo hice en el primero, y creo que soy un afortunado por haber jugado 17 ó 18 ediciones de esta competición. Cuando llegue el día, me dará muchísima pena no estar, pero tengo claro que he estado unos años muy a gusto en la pelota y haciéndolo lo mejor que he podido. Sin embargo, todavía tengo un año de contrato y nunca hay que tirar la toalla. El año que viene habrá que intentar ponérselo difícil a los que vienen de abajo.