madrid. ¿Qué le está pareciendo, en líneas generales, el nivel de baloncesto de esta Copa del Rey en Madrid?

Muy bueno, más o menos igual que el que suele verse todos los fines de semana en la ACB. Claramente es la mejor competición de Europa y la más disputada. Los cuatro semifinalistas están jugando ahora el Top 16 de la Euroliga y tienen un nivel muy alto. El partido entre el Baskonia y el Bilbao Basket me ha parecido el mejor de todos con un bonito espectáculo.

Muchos echan de menos el juego de antaño en el que primaba la técnica sobre el músculo.

Es cierto que el baloncesto ahora es mucho más físico. Hoy en día aparecen jugadores que, a falta de una grandísima técnica o un buen conocimiento del juego, destacan por ser atletas. El juego ha cambiado mucho y todo tiene su adaptación. Esto es lo que hay y debemos darnos por satisfechos.

¿Qué recuerdos le traen a Nicola las Copas del Rey?

Buenos y malos. Entre los primeros, lógicamente, la victoria de Granada. Entre los segundos, una leche muy fea en Sevilla (risas). En general, bonitos. El primer título supuso el inicio de lo que ahora es el Baskonia. El club estaba creciendo e intentando mejorar. Eran épocas difíciles a nivel económico y de organización. Esa Copa y el título de la Saporta logrado al año siguiente hicieron que la madurez y el crecimiento de la entidad sufrieran un empujón más. Esos éxitos empezaban a ser una recompensa al trabajo bien hecho.

¿Echa de menos en este Caja Laboral integrantes con más carácter? En resumidas cuentas, como los que había en su época.

Todo pasa y todo cambia. Hubo etapas, sobre todo a partir de la mía, en la que el club se caracterizó por disponer de jugadores argentinos. La afición se identificó con el carácter que tenemos en mi país. Sin embargo, esto es difícil que perdure durante toda la vida. Ahora ya no salen baloncestistas albicelestes importantes y el Baskonia no se los puede inventar. El club alavés siempre hace un buen trabajo de scouting gracias a su notable red de ojeadores y apuesta por gente joven y con hambre. Los tiros apuntan últimamente a Serbia, como ha quedado demostrado con Bjelica y Musli. La verdad es que Josean Querejeta y Alfredo Salazar están haciendo un magnífico trabajo de reclutamiento para poder seguir regenerando el grupo.

¿Por qué se ha quedado Argentina sin relevo generacional en los últimos años?

Todavía quedan algunos buenos como Prigioni, Scola, Nocioni o Ginobili, pero ya empiezan a estar mayores. Hay que seguir esperando. Todos los países atraviesan diferentes etapas y tienen sus camadas. Un ciclo tan increíble como éste tardará tiempo en repetirse.

Ha iniciado desde hace tiempo su carrera como técnico. ¿Le gustaría ejercer en España?

Sí, me encantaría. Es el país donde existe una mejor organización y nivel de baloncesto. Este último año se ha producido un impasse en mi carrera tras tres temporadas en el Benetton, que decidió hacer algunos cambios en su estructura. Estoy esperando ofertas y a disposición de quien me quiera para la temporada que viene.

¿Es tan grande la diferencia entre jugar y entrenar?

Sí, por supuesto. Jugar es mucho más divertido y tranquilo. Como todo en la vida, el ser entrenador tiene sus cosas buenas y malas. Practicar baloncesto es mucho más fácil y divertido, ya que te ayuda a descargar la adrenalina. En el caso del técnico, la tienes toda dentro.