Dallas. Green Bay Packers conquistó la XLV edición de la Super Bowl, la gran final de la NFL estadounidense, tras batir por 25-31 a Pittsburgh Steelers, tras un disputado y peleado partido que dominó desde el principio y en el que supo aguantar la reacción de su rival, demasiado errático, para hacerse con su cuarto entorchado.

Los pupilos de Mike McCarthy encarrilaron su victoria con una gran primera mitad, donde cobraron 18 puntos de ventaja ante un rival que no encontró su mejor tono defensivo hasta el tercer periodo y que fue incapaz de superar a los Packers en el primer y segundo cuarto. Luego reaccionó, apretó el marcador, pero los de Wisconsin aguantaron con gran entereza.

Aaron Rodgers, elegido MVP, se sacudió todas las comparaciones con Brett Favre y apareció en los momentos claves, bien secundado por Nelson y Jennings, mientras que la defensa de los campeones de la Conferencia Nacional no dejó pensar demasiado a Ben Roethlisberger, que no tuvo su mejor partido y nunca llegó a estar cómodo.

Las defensas salieron dispuestas a mostrar sus respectivas fortalezas, sobre todo la de los Packers, que anuló por completo los dos primeros drives de Big Ben. En cambio, Rodgers no lo logró a la primera, pero a la segunda conectó bien con Nelson y Starks, y Green Bay consiguió el primer touchdown.

Cuando se esperaba la respuesta de Pittsburgh, Roethlisberger volvió a demostrar que no se encontraba cómodo y perdió un pase que supuso el segundo touchdown de los Packers. En un visto y no visto, los de Mike McCarthy mandaban con comodidad (0-14).

Sin embargo, Roethlisberger logró yardas en la última jugada del primer cuarto, lo que permitió que los Steelers empezasen el segundo con opciones. Pero Green Bay no daba cuartel y volvía a evitar encajar un touchdown, aunque no el field goal" de Suisham que inauguraba el marcador de los Acereros. Este acierto y una buena defensa hacían crecer la figura de Pittsburgh, pero su quaterback sufrió una nueva intercepción y Rodgers no perdonó con un "drive" sensacional, culminado con otro pase genial sobre Jennings para empezar a decantar la Super Bowl (3-21) hacia Wisconsin.

Tras el descanso, amenizado en esta ocasión por los Black Eyed Peas, los Steelers alargaron las buenas sensaciones del final del segundo cuarto. Lograron recortar distancias hasta colocarse a cuatro puntos (17-21) de su rival y frenaron a Rodgers. Pero no resultó suficiente.

La Super Bowl estaba decidida. En una edición que se recordará por el desastroso himno que interpretó en los prologómenos Christina Aguilera, los Packers consumaron la cuarta victoria de su historia en una jornada que volvió a convertirse en una enorme fiesta.