La muerte del sevillista Antonio Puerta en el verano de 2007 provocó una gran alarma y a su vez hizo que surgieran muchas preguntas. ¿Cómo es posible que un deportista aparentemente sano y sometido a constantes reconocimientos médicos pueda perder la vida en un campo de fútbol?
La respuesta la tenía su corazón. El jugador hispalense sufrió múltiples paradas cardiorrespiratorias en el terreno de juego. Esa fue la causa de su fallecimiento. La muerte súbita. Un caso más, de los varios que se han producido tristemente en los últimos años.
El primer impacto para la opinión pública mundial llegó en junio de 2003 cuando el camerunés Marc-Vivien Foe falleció durante un partido de la Copa de las Confederaciones disputada en Francia. En 2004, otros dos jugadores corrieron la misma suerte, el futbolista del Benfica Miklos Feher y el defensa brasileño Serginho, del Sao Caetano. El espanyolista Jarque fue otra víctima en 2009. Otros como el madridista Rubén de la Red o el jugador del Salamanca Miguel García, quien sufrió un infarto al inicio de esta temporada, tuvieron más suerte y aún están vivos para poder contarlo.
Pese a que todos estos casos recientes han creado cierta alarma social, Ángel Alonso, cardiólogo de USP Araba Sport Clinic, quiere dejar claro que no es que se hayan disparado los fallecimientos por muerte súbita en estos últimos años, sino que entra dentro de los parámetros normales. "Las últimas muertes entran dentro del porcentaje", avisa, el médico del centro de medicina deportiva gasteiztarra. A su juicio, lo que sucede en estos momentos es que con la publicidad de los medios todo tiene una mayor difusión y un "mayor impacto", pero repite que está "dentro del porcentaje".
Un porcentaje muy pequeño además, como asegura el galeno de USP. Y es que Alonso quiere dejar claro que la incidencia de muerte súbita durante la actividad deportiva es "infrecuente". Los datos hablan por sí solos. Según revela el propio cardiólogo del centro deportivo las cifras de fallecimientos por muerte súbita "oscilan entre 0,5 y 3 por cada 100.000 deportistas menores de 35 años, porcentaje que se incrementa según avanza la edad".
Cifras mínimas, que, sin embargo, Ángel Alonso y su equipo de trabajo luchan por reducir aún más. Saben que pueden bajar el número de muertes súbitas y en ello están trabajando. "La clínica USP quiere liderar la medicina en este área tanto en la Comunidad Autónoma Vasca, como en España y el extranjero. Ponemos profesionales al servicio del deportista para darle facilidades y que lleve a cabo una practica deportiva más segura".
Reducir riesgos. Al mínimo. Es posible. El cardiólogo tiene claro que "la muerte súbita se puede prevenir". Alonso cita un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Padova en la que se señala que un protocolo de revisión que detecta problemas cardíacos ocultos puede reducir considerablemente la incidencia de muerte súbita en deportistas.
Los resultados de dicho informe son reveladores. Y es que la incidencia por muerte súbita en la región del Véneto se redujo en un 89% una vez aplicado el protocolo propuesto en dicho estudio.
Si antes los porcentajes de sucesos ya eran mínimos, después de que comenzara a aplicarse este programa en el año 1979 lo son aún más. No en vano, en esa región de Italia se pasó de 3,6 muertes por cada 100.000 personas al año a sólo 0,4. Un deporte más seguro. "La clave está en la prevención", destaca el médico de USP Araba Sport Clinic.
EL CAMINO DE LA PREVENCIÓN Ése fue el camino tomado hace más de tres décadas en Italia y es el que están siguiendo desde el centro de medicina deportiva USP con los atletas que pasan por sus manos. "Los italianos nos han enseñado que se puede prevenir la muerte súbita y hay que hacer todo lo posible por prevenirla", insiste Alonso.
Por eso, el cardiólogo quiere hacer especial hincapié en la necesidad de cumplimentar dicho protocolo antes de comenzar a realizar una actividad física, tanto para los deportistas federados como para los populares. "Recomendaría a cualquiera que vaya a hacer deporte de cierta intensidad que pasara antes por el médico y se hiciera un reconocimiento". Y es que el galeno de USP considera vital tomar todas las medidas de precaución posibles antes de machacar al cuerpo con una actividad física intensa. Es el camino más seguro. La prevención.
De hecho, las pautas que tiene el protocolo puesto en marcha en Italia tiene como finalidad detectar cualquier anomalía que pudiera derivar posteriormente en una situación ya irreversible. Pautas de prevención todas ellas. Así, por ejemplo, las recomendaciones de Ángel Alonso y que en su día puso a cabo la Universidad de Padova son las siguientes. En primer lugar tener una historia clínica completa y conocer los antecedentes familiares para saber si existen cualquier tipo de enfermedades cardíacas, que desaconsejarían la practica deportiva.
Además, tal y cómo se lleva a cabo en USP, se realiza un electrocardiograma (ECG), se toma la tensión, se hace una espirometría y una prueba de esfuerzo, todo ello por un coste aproximado de 70 euros. Alonso considera clave todas estas pruebas para reducir al mínimo la posibilidad de que aparezca la muerte súbita. Y es que como recuerda el electro es muy útil para detectar "enfermedades coronarias, arritmias y miocardipatía hipertrófica". Problemas todos ellos más que suficientes para desaconsejar la practica deportiva de máximo nivel.
De hecho, el estudio de la universidad transalpina confirma sus palabras. Buena prueba de ello es que el protocolo puesto en marcha en 1979 también destaca que el 2% de los deportistas estudiados no podrían competir ni llevar a cabo una actividad deportiva de cierta intensidad por razones médicas. Descartados antes de tiempo. Sin ellos en escena, el riesgo de que aparezca la muerte súbita se reduce. Y mucho. Hasta un 89% como cifraron en Padova.
Eso sí, no en todo el mundo se está igual de concienciado ante un dictamen médico y deja de competir pese a que un estudio le ha dicho que su vida puede correr peligro si lo hace. De hecho, Alonso reconoce que "en Europa se es mucho más responsable en este sentido y si hay un informe médico que inhabilita para la competición se hace todo lo posible para que no compita, algo que no sucede en Estados Unidos, donde todo está más liberalizado y si el deportista quiere hacerlo y asume los riesgos, pues lo hace".
la inconsciencia de reggie lewis El cardiólogo de USP recuerda al respecto el caso del jugador de baloncesto norteamericano Reggie Lewis, un primera ronda del draft, que pese a que ya desde la Universidad tenía diagnosticada una enfermedad que le desaconsejaban la practica deportiva, él hizo caso omiso y llegó a jugar con los Boston Celtics, sustituyendo en 1993 a Larry Bird como capitán. Pues bien, en esa misma temporada durante el primer partido de los play offs ante los Hornets sufrió un desvanecimiento y el 27 de julio de ese año moría de un ataque al corazón mientras entrenaba. Muerte súbita. Tal y cómo estaba anunciado.
Al menos, el ejemplo del estadounidense es un caso aislado, ya que cómo reconoce el propio Ángel Alonso hoy en día "la población está más concienciada de la importancia de la prevención y del hecho de estar bajo la supervisión de un médico".
Eso sí, el cardiólogo reclama un mayor esfuerzo en este sentido y aboga para reducir aún más el mínimo porcentaje de muertes súbitas porque todo este tipo de reconocimientos previos estuviesen "regulados por ley". Alonso cree que ése es el circuito a seguir y "no a través de la medicina general", ya que según indica "sería obligatorio y mucho más profesional, lo que iría en favor del deportista".