vitoria. Aquello que en algunas ocasiones nos separa, puede ser perfectamente transformado en un nexo de unión que proporcione además importantes frutos. Esta es una las muchas y valiosas lecciones que pudieron aprenderse ayer en el colegio Marianistas. El improvisado aula no fue otro que el polideportivo en el que debían disputar un partido de baloncesto aparentemente rutinario los equipos infantiles de segundo año del anfitrión y de Samaniego. Sin embargo, de rutinario tenía muy poco.
El año pasado, este mismo choque derivó en una subida de tensión impropia de la situación y rifirrafes en la grada entre los progenitores de los jugadores de uno y otro conjunto. Conscientes de lo poco edificante de su comportamiento, los protagonistas del incidente esperaron la ocasión propicia para tratar de redimirse y ofrecer a sus hijos un ejemplo realmente apropiado. De esta manera, la semilla fue germinando durante todos estos meses hasta que ayer, cuando el calendario competitivo volvió a emparejarlos en idéntico escenario, pudo ofrecer su particular cosecha de deportividad.
Para ello, nada mejor que contar con la ayuda del programa de Fomento de la deportividad y prevención de la violencia en el deporte escolar que lleva a cabo el Departamento de Cultura y Deporte de la Diputación desde 2008. Heredero del pionero programa multicomponente juguemos limpio en el deporte base que creado por el departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, busca desterrar de los colegios los malos hábitos y que los chavales vivan su práctica deportiva con el esfuerzo personal como éxito y no mediatizados por el resultado. En ese camino se desarrollan diferentes iniciativas que tratan de implicar tanto a los propios jóvenes como a sus padres y el entorno de los centros educativos.
Un paso más Pero, no contentos con eso, los representantes de Marianistas y Samaniego quisieron ir un poco más allá y dar un paso adelante. Con el recuerdo de lo sucedido en su último encuentro, recurrieron a la Diputación para que fuera testigo de excepción del valioso y valiente gesto que habían ideado. De esta manera, la diputada de Cultura y Deportes, Malentxo Arruabarrena, estuvo presente y estampó su firma junto a todos los representantes de ambos centros en el acuerdo de colaboración que suscribieron.
Algo más de una hora antes de que comenzara el choque, los jugadores de Marianistas y Samaniego, sus entrenadores, padres y los representantes forales se reunieron en una de las salas del polideportivo. Así, juntos y en un ambiente bien diferente del que rodeó a su anterior enfrentamiento, recibieron las explicaciones de Alfredo Saenz y, tras leer el comunicado que habían preparado, por turnos lo fueron rubricando.
Uno por cada bando, primero los jugadores, después los entrenadores, a continuación los padres y, por último, Malentxo Arruabarrena sellaron su compromiso con la deportividad y las buenas prácticas zanjando lo sucedido un año antes. A partir de ahí, todo siguió su curso normal: reunión en los vestuarios, calentamiento y a jugar. El resultado, lo de menos. Lo importante, el reencuentro de todos de nuevo en el lunch posterior.