Más de 20.000 torcedores se arremolinaron en el estadio del Flamengo, el equipo más popular de Brasil, para aclamar a Ronaldinho y brindarle un plan de pensiones espléndido. Ronaldo Asis de Moreira, de 30 años, fichó por el club carioca hasta finales de 2014 y cobrará 8,3 millones de euros por temporada. 1,6 millones los abonará el club carioca y el resto se compromete a pagarlos Traffic, una empresa de marketing deportivo que explotará su imagen. En total, Ronaldinho percibirá 33,2 millones, lo cual le convierte en el futbolista mejor pagado en Brasil de la historia.

Ronaldinho sigue así una especie de senda de los elefantes, que en los últimos años ha visto como las grandes figuras en el ocaso del balompié brasileño han regresado, revitalizando su Liga, a la luz del próximo Mundial, que se disputará precisamente en aquel gigantesco país suramericano.

Es el caso de Ronaldo, que se unió en 2009 a otro ex madridista, Roberto Carlos, en el Corinthians de Sao Paulo, también con un jugoso contrato. Gordo y sin la explosividad que caracterizó al Fenómeno, pero sigue marcando goles. También han encontrado acomodo para terminar en casa sus respectivas carreras futbolísticas figuras como Deco y Belleti (Fluminense); Emerson y Elano (Santos); Edmilson (Palmeiras); o Adriano (Flamengo) y Robinho (Santos), aunque volvieron a Europa.

Como en los casos anteriores, la hinchada del Flamengo tampoco tiene en cuenta que Ronaldinho regresa a Brasil porque en el fútbol europeo ha perdido la aureola de genio a fuerza de abandonarse. En cuanto el Milán tuvo una oferta (tres millones de euros, además de deshacerse de su alta ficha), no lo dudó: puente de plata hacia el Fla, que se impuso en la subasta realizada en Brasil por el pase del futbolista superando, gracias al apoyo de Traffic, al Palmeiras y al Gremio de Porto Alegre, que también porfiaron por su contratación.

"Nunca me sentí tan motivado, es más de lo que me imaginaba", dijo Ronaldinho el pasado jueves, en la rueda de prensa en la que festejó la oportunidad de efundarse la camiseta con el 10 en la espalda, el número del mítico Zico. Prometió títulos y aseguró que quiere recuperar un puesto en la selección brasileña, de la que fue sido excluido por razones evidentes, para poder disputar el Mundial de casa, en 2014. "Yo tenía el plan de regresar a Brasil al final de mi carrera, pero después de todo lo que pasó, después de tantos años en Europa, quiero volver a la selección y no salir más", afirmó.

A la espera de acontecimientos, Ronaldinho ya está instalado en el parnaso futbolístico con pleno derecho, sobre todo durante su etapa en el Barça, donde se convirtió en la pieza fundamental para que Joan Laporta y el entonces su lugarteniente y ahora sucesor, Sandro Rosell, alcanzaran el mando del club azulgrana, abriendo la etapa más fructífera de toda su historia.

Ronaldinho inició su andadura profesional en el club de su ciudad, el Gremio de Porto Alegre, de donde dio el salto a Europa por la puerta de atrás, ya que fichó por el París Saint Germain en enero de 2001 sin el consentimiento del club brasileño. La FIFA tuvo que arbitrar en el conflicto, condenando a la entidad gala a indemnizar con 5 millones de dólares al Gremio. En el París SG mantuvo un litigio permanente con Luis Fernández, entonces entrenador del equipo parisino. El Barça pagó 30 millones por su traspaso en julio de 2003. Ronaldinho permaneció en el club catalán hasta 2008, cuando se hizo cargo del primer equipo Pep Guardiola y solicitó su inmediato traspaso. Pero antes, en la temporada 2005-2006 alcanzó la gloria absoluta. Ganó la Liga y la Copa de Europa con el Barça y recibió el Balón de Oro. Traspasado al Milan por 25 millones de euros, su paso por el equipo rossonero tuvo muchas sombras y pocas luces. Con 30 años y en pleno ocaso, Ronaldinho promete renacer. Está en la ciudad y club ideales, Río de Janeiro y el Flamengo.