unas cuantas temporadas después del paso del sucesor de Atila por el club, el Deportivo Alavés no ha logrado sobreponerse al mal endémico que azota la entidad. Si acaso, parece haberse habituado a convivir con sus eternos problemas económicos. En las últimas semanas persisten las reticencias de la comunidad a invertir y el club continúa en ruinas con la espada de Damocles en forma de embargos y denuncias de acreedores sobre su cabeza. Y como a perro flaco todo son pulgas ahora nos enteramos de que el colegio de Izarra, buque insignia del proyecto económico del Alavés, ha sufrido un incendio en uno de sus pabellones. Al parecer, según las primeras investigaciones, ha sido provocado. No sé cuánto de negativo le supondrá este hecho, pero beneficios no creo que obtenga ninguno. Pero ¿quién tendrá interés en hacer tal disparate en estos precisos momentos? ¿Qué intenciones ocultas contiene este suceso? ¿Quién sale ganando con todo esto? Pues bien, este último acontecimiento define muy bien la situación por la que pasa el Deportivo Alavés. Las desgracias nunca vienen solas y siempre atacan al más débil. Cuando falla algo, seguidamente fallan más cosas. Durante la temporada actual la defensa albiazul ha sido el talón de Aquiles del equipo, ya que se ha mostrado muy nerviosa, ha cometido más errores de lo normal y se ha tornado muy vulgar y muy permeable, algo que no se corresponde con la de un equipo que se encuentra en lo más alto de la clasificación y que ha producido que en muchos partidos haya lastrado al conjunto. Menos mal que la delantera ha compensado con sus goles estos errores en defensa. Si ya de por sí la defensa habitual no parece ofrecer muchas garantías, las bajas en la retaguardia albiazul (tenía que ser en la parte más endeble del equipo) en el encuentro de ayer, las dos por sanción, trastocaron los planes del entrenador, que se vio condicionado a la hora de conformar una línea defensiva a la altura de las circunstancias. Los dos sustitutos, lógicos por otra parte, no me terminan de llenar en esos puestos. Por todo esto, toda la experiencia acumulada en los partidos disputados con anterioridad no invitaba a un excesivo optimismo acerca de la seguridad defensiva. Al final, los pronósticos más pesimistas se confirmaron? a medias. El trabajo de la retaguardia fue aceptable, bueno, mientras el conjunto navarro solo se preocupó de defender. En cuanto se echaron hacia adelante por la premura del tiempo y el resultado que brillaba en el marcador, aparecieron las carencias en algunos jugadores que cometieron errores salvables y que permitieron a los navarros, como casi siempre ocurre con los rivales, irse a casa con un gol en el marcador, aunque en esta ocasión no les sirviera de nada. Lo malo es que siempre hay que contar con meter por lo menos dos goles para ganar el encuentro, sobre todo en Mendizorroza. Por otra parte, a los delanteros albiazules, en la tarde de ayer también les costó acertar con el marco contrario. Se podría asegurar, sin riesgo a equivocarse, que la defensa alavesista refleja indudablemente la situación económica por la que atraviesa la entidad, así como su línea de ataque lo hace con la cuestión deportiva. Lo ideal es que esta supere a la económica como la delantera deja en anécdota los fallos en defensa. Ya tarda.