PAmplona. Augusto Ibáñez Sacristán (Tricio, 1969), Titín III en el ámbito pelotazale, no sabe cuándo pondrá fin a su carrera profesional, pero a los 42 años -los cumplió ayer- se le nota que el momento de la despedida está cada vez más cerca. No obstante, el riojano no se resigna y sigue entre los mejores.
¡Feliz cumpleaños! ¿Cómo le han sentado los 42?
Bien. Cumplo otro año más y lo importante es que sigo en la competición, en el frontón... Éste es el mejor regalo.
¿Qué ve al echar la vista atrás?
No me queda más que darle gracias a la pelota por todo lo que me ha dado. Es un esfuerzo y una dedicación, eso está claro, pero sin la pelota tal vez me habría quedado sin nada. He tenido mucha suerte porque he disfrutado de la pelota, tanto como aficionado como de profesional. He sido afortunado en el aspecto deportivo, por cómo me han tratado en las dos empresas a las que he pertenecido y por los grandes compañeros y el gran entrenador que me han rodeado. Por eso siento una enorme satisfacción por poder seguir compitiendo.
En definitiva, un lujo.
Es un lujo y una satisfacción poder disfrutar de todos los compañeros. Resulta muy agradable poder estar aquí. Pasan los años y cambian los compañeros, tanto delanteros como zagueros, los rivales... En definitiva, todo el ambiente que se respira en la cancha. Para mí, esto es lo que me gusta, es mi ilusión, es mi vida y he tenido la suerte de llegar con 42 años. Más no puedo pedir.
Ha coincidido con varias generaciones de la pelota...
Es ley de vida. Tengo la suerte de llevar muchos años como profesional, he podido disfrutar de muchos compañeros a los que no han renovado el contrato y la verdad es que es una pena. Creo que las cosas se están precipitando un poco. También es cierto que los años que estamos viviendo no están siendo buenos para nadie; y para la pelota, menos. Hay menos plantilla y las empresas están aguantando menos a los pelotaris, algo que antes no era así. Para mí la pelota es lo más grande. Además, creo que hay vida después de profesionales: mientras siga jugando, será una grandísima satisfacción.
Por todo lo que dice, ¿tiene más valor el que Titín siga en la brecha con 42 años?
Igual es que tengo enchufe (risas). No lo sé. Para mí es una pena ver cómo hay compañeros que tienen que dejarlo. Te hace ver las cosas un poco más duras y saber que, si no eres competitivo y no lo das todo en todos los partidos o no te respetan las lesiones, te pueden mandar a casa.
Con 42 años, ¿cómo se mantiene la ilusión?
Por el ambiente de la pelota, que es diferente al de otros deportes. Tampoco es que seamos muchos y todos nos conocemos, por lo que se respira un buen ambiente en los entrenamientos, en los partidos, con los compañeros, los rivales... Así que cuesta marcharse y abandonar. La sangre del deportista es especial: siempre queremos seguir compitiendo, estar en la brecha y mirar hacia delante.
Lo que está claro es que Titín es un símbolo en La Rioja y en la pelota.
La satisfacción para mí es recibir el cariño de la gente y que estoy haciendo una cosa que me gusta. Pero la gente que va a ver la pelota, no sólo lo hace por una persona, sino por la pelota en general. La gente lo vive, está siempre animando, sigue apoyando. Creo que centrarse en un solo pelotari no es lo más justo, pero está claro que hay pelotaris que van a marcar época: antes eran Ogueta y Barberito en La Rioja; luego estuvo Retegi; después Eugi, Beloki...; ahora, Olaizola, Irujo... Cada uno intenta dejar su huella, pero lo verdaderamente importante es que la pelota siga viva.
El pasado domingo jugó contra Merino, otro riojano, pero 22 años menor que usted. Tuvo que ser un honor para él.
Al revés. Para mí es un lujo poder jugar con los jóvenes, jugar con chavales que en algunos casos podrían ser mis hijos. Poder compartir con ellos los entrenamientos, los partidos, los campeonatos... Para mí es una enorme satisfacción. Además, jugar contra la gente joven me da ese plus necesario para intentar hacerlo cada día mejor.
Ser el veterano del cuadro también le habrá costado más de una broma en el vestuario.
Eso sí. Me llaman abuelo o me dicen a ver cuándo me voy a retirar, pero son las típicas bromas que se hacen en el vestuario, lo normal. Ese buen rollo que hay en el vestuario, tanto con compañeros como con rivales, es perfecto.
¿Hasta cuándo aguantará Titín?
No sé responder. De momento, tengo que ir día a día, partido a partido. Todavía tengo dos años de contrato. Es lo único que sé y que es fijo. A partir de ahí, ya veremos lo que pasa.
¿Enfoca ahora cada campeonato como si pudiera ser el último?
Más que el último, lo que opino es que tengo que ir día a día. Ahora estoy en este campeonato, después llegará el verano... Más que plantearme las cosas a largo plazo, lo que hago es pensar diariamente. Tengo claro que el día que me tenga que retirar será un día triste, pero a la vez un momento satisfactorio porque he hecho todo lo que he podido y tengo la conciencia muy tranquila. En esto del deporte sabes cuándo empiezas, pero no cuándo acabas.
la cifra
42
l Años. Es la edad que cumple Titín III, que ha ganado tres txapelas del Parejas y una del Cuatro y Medio en sus casi 19 años como profesional.
sus frases
"En el vestuario me llaman abuelo, pero es la típica broma; el ambiente es perfecto"
"No sé hasta cuándo aguantaré; lo único que sé es que me quedan dos años de contrato"