Un hombre, 61 años, los últimos 29 en la trastienda del ciclismo, entre papeles, banderines y tacos de participaciones de lotería de Navidad, llegará hoy a Donostia y ocupará su silla en la Asamblea General de la Federación Vasca de Ciclismo. Si se lo pidiesen, el hombre podría levantarse, tomar la palabra y charlar fascinado, los ojos brillantes, de tres décadas esplendorosas de ciclismo vasco, desde Marino a Igor Antón, de treinta años trabajando gratis -bocadillo y botella de vino- por una pasión, que no es currar, sino vivir, por mucho que no lo entienda la parienta. Pero no lo hará. Hablará del presente. Y no le brillarán las pupilas salvo que sea de hastío, desengaño, cansancio, de enojo cuando diga que así no hay quien siga porque la ilusión se muere, porque el barco se hunde.
Los actores del ciclismo vasco observan, analizan, discuten, reflexionan, se enzarzan en peleas triviales e históricas, territoriales, viscerales e interminables que siempre acaban en el mismo punto: el dinero. "El dinero se fue", lamentan. No hay razón más poderosa que explique la crisis del ciclismo vasco. "Y con el dinero, se fue la ilusión".
El dinero, su falta, que no es lo mismo, hizo que en 2009 la Vuelta al País Vasco y la Euskal Bizikleta, las dos únicas vueltas vascas, se fusionaran para crear una carrera única y sostenible. Esta temporada, la crisis ha enterrado la Subida a Urkiola y la Bira de aficionados, dos estandartes del ciclismo vizcaino. El resto de organizadores de carreras profesionales vive en el alambre -la punta de una pirámide en la que el grado de afección de la crisis aumenta de manera inversa con lo que la base, las escuelas, los clubes, los críos, en definitiva, tiritan literalmente de desamparo-.
El descalabro nace en la aportación privada, que ha menguado. "La crisis salpica a todos y es normal que las empresas retiren sus patrocinios o bajen las ayudas. Antes sobraba el dinero; ahora hay que tocar mil puertas y no llegas a cubrir el presupuesto", dice Jon Elorriaga, de la Duranguesa, organizadora de la Subida a Urkiola que llevaba boqueando un par de años como un pez fuera del agua hasta que se asfixió porque, además, nadie movió un dedo para socorrerla -al igual que pasó con la Bira-. La pregunta es ineludible: ¿debieron asumir esa responsabilidad las instituciones?
En el marco de una reflexión sobre la financiación del deporte profesional, Patxi Mutiloa, director de Deportes del Gobierno Vasco, cifró en 548.000 euros la cantidad dirigida desde Lakua a las carreras ciclistas en 2010, lo que supone, según sus datos, el 43% de las subvenciones destinadas a la organización de eventos deportivos en la CAV. "Lo que no se puede es pedir y pedir más dinero a las instituciones, que es lo más fácil", ha reclamado Mutiloa recientemente.
Su opinión genera el desencuentro con los organizadores. "Una cosa es que no nos den más dinero y otra que nos den menos", protestan. Aunque no de manera oficial, Getxo y Ordizia ya saben que el Ejecutivo de Gasteiz bajará su aportación de cara a 2011. En torno a un 20% en ambos casos. El resto espera noticias con cierta angustia porque, según dice César Solaun, organizador del Gran Premio de Llodio, "el sistema es tan frágil que si alguno de los patrocinadores se descuelga todo se viene abajo, la carrera se suspende". Solo Organizaciones Ciclistas Euskadi, que gestiona la Vuelta al País Vasco y la Clásica de Donostia, suspira liberada después de que el miércoles obtuviera el respaldo del Gobierno vasco para 2011 sin recortes y se asegurase también el compromiso para 2012, que es cuando acaba su contrato con la UCI. En 2010, la carrera ligada al grupo Vocento recibió 360.000 de los 548.000 euros de subvención a pruebas ciclistas. Entre el resto de carreras profesionales, la Copa del Mundo de Igorre, Asteasu, etcétera... se repartieron los 188.000 euros sobrantes.
La vuelta sí, pero... "Si la aportación tiene que bajar y no hay más remedio, pues tendrá que ser así y nos tendremos que adaptar y trabajar para seguir vivos", razona José Luis Sanz, organizador de la Clásica de Ordizia. "El problema", profundiza, en cambio, "surge cuando a nosotros, los de casa, se nos recortan las subvenciones y hay otra partida de dinero para otra carrera". Habla de las dos etapas de la próxima Vuelta a España que acabarán en Bilbao y Gasteiz y para las que el Gobierno vasco destinará una partida presupuestaria de 150.000 euros, 75.000 para cada ciudad, que iguala la cantidad -188.000 euros- que recibieron todas las carreras vascas, salvo País Vasco y Clásica de Donostia, en 2010.
La Vuelta regresa 33 años después cuando el deporte de las bicicletas atraviesa en Euskadi uno de los momentos más delicados de su historia. Es lo que se debate. "Nadie está en contra de que la Vuelta a España venga a Euskadi. Que vengan la Vuelta, el Tour, el Giro, el Mundial y la Vuelta a Polonia. El caso es que haya ciclismo. Cuanto más, mejor. Pero lo nuestro, lo de casa, tiene que ser lo principal. Si quitas de aquí para dar a los de fuera, si la Vuelta viene a Euskadi, pero desaparecen todas las carrera vascas... No lo comparto", sostiene Miguel Bilbao, organizador de la Klasika Primavera de Amorebieta.
La pasada semana llegó una carta a las sedes de los organizadores. El remitente era la Diputación de Burgos, que comunicaba que había renunciado a acoger una etapa de la Vuelta en 2011 porque si lo hacía y aportaba ese dinero a la ronda estatal desaparecía irremediablemente la Vuelta a Burgos, prueba de la que es el principal valedor. "Ese es el ejemplo que debemos seguir", dice Solaun. "Hay que tener claro que si no es en Euskadi, la Vuelta llegará a cualquier otro sitio. Vivirá sin Euskadi, que nadie lo dude. En el momento que una carrera vasca se deje de hacer, pasará a la historia para siempre. Nadie la levantará jamás". La Duranguesa ni se plantea recuperar la Subida a Urkiola. "No ahora, con esta crisis".
El ciclismo navarro, cuentan, nunca fue tan pobre como en los 90, en la era Indurain. "Antes de eso, su estructura desde aficionados hasta escuelas era impecable, la envidia del resto de federaciones. ¿Qué pasó? Que con el boom de Indurain las instituciones y las empresas privadas se dedicaron a financiar criteriums y el resto del ciclismo se quedó sin dinero", explican desde Punta Galea, club responsable del Circuito de Getxo. "Viene esto", prosiguen, "a que afirman que la llegada de la Vuelta a Euskadi es buena para generar afición y eso es muy relativo. Si se descuida lo de casa, si esto se muere, y no hablo de las carreras profesionales, sino de la base, que es lo que realmente nos preocupa en estos momentos, porque el dinero no llega, ¿de qué sirve que venga la Vuelta? ¿De qué sirve un ciclismo sin base?".
En apenas dos décadas, el ciclismo ha pasado de ser el segundo deporte en seguimiento, práctica, inversión... tras el fútbol, a ser el séptimo. "Nos han pasado el baloncesto, el tenis, la pelota... El dinero, privado y público, ha girado hacia los deportes de cancha, la pelota, por ejemplo, que ha crecido mucho estos años". "Hemos escuchado decir también a las instituciones que el ciclismo les sale muy caro", -refresca Jon Elorriaga-; "pero la verdad es que eso no es exacto porque nadie cuenta que en otros deportes -fútbol, baloncesto, tenis, pelota- se necesitan unas infraestructuras importantes que se levantan también con dinero público".
Entonces, ¿tiene solución el ciclismo? "Es complicado", dice Solaun. "Alguna vez se me ha ocurrido la idea de buscar entre todos un patrocinador poderoso y organizar una especie de Copa Vasca. Pero ya te digo que es complicado". Esta semana Patxi Mutiloa también ha expuesto su remedio, que pasa por hacer pasar por taquilla a los aficionados al ciclismo. "Eso en los años buenos, quizás; ahora es algo que no tendría sentido", opina Solaun. "¿Cobrar? ¿A quién? ¿Al señor que sale a tomar un café a una terraza del pueblo por donde pasa la carrera? ¿Al que va a pasear al monte o al caserío?". Y ahonda Elorriaga: "Eso ya se hizo antes, pero acabó en fracaso. ¿Por qué? Mira, a nosotros la Ertzaintza nos lo llegó a prohibir y hubo una persona que nos llevó a juicio. Además, hace falta mucha gente para eso y si es cierto que en el ciclismo en estos momentos no hay dinero, no lo es menos que no hay gente joven, un relevo, dispuesta a trabajar gratis, solo por pasión. La crisis es total".
los datos
l Subvenciones. El Gobierno Vasco, a través del Departamento de Cultura, del que depende la Dirección de Deportes, ha destinado este año 548.000 euros a las carreras ciclistas que se han organizado en la Comunidad Autónoma Vasca. Esa cantidad supone, según datos del Ejecutivo vasco, el 43% de las subvenciones para la organización de eventos deportivos.
l Reparto en el ciclismo. De los 548.000 euros, 360.000 fueron para Organizaciones Ciclistas Euskadi, que gestiona la Vuelta al País Vasco y la Clásica de Donostia. Eso supone el 65% de las subvenciones, mientras el 35% restante se lo repartieron entre el resto de las pruebas vascas: Circuito de Getxo, Gran Premio de Laudio, Klasika Primavera de Amorebieta, Clásica de Ordizia, Copa del Mundo de ciclocross de Igorre, Ciclocross Internacional de Asteasu...