Pretemporada Diálogo entre dos clásicos
Carlos Sastre y Denis Menchov
ciclistas del nuevo Geox-TMC
"¿Si nos identificamos con las nuevas generaciones? Nosotros no nos damos palmaditas en la espalda"
Compañeros ahora en el nuevo Geox-TMC de Mauro Gianetti y Josean Fernández Matxín después de ser rivales en todas las grandes vueltas desde 2005, Carlos Sastre y Denis Menchov charlan para DNA sobre ciclismo, la vida, la pasión, la resistencia y el compromiso.
Alain Laiseka
Hoznayo (Cantabria). En la barra de la cafetería del hotel Villa Pasiega de Hoznayo, donde se concentra el Geox-TMC, está Mauro Gianetti, padre de la criatura, que arrastra la resaca como un peso muerto. "No es ni normal ni lógico ni comprensible", repite insistentemente, perplejo aún por la decisión de la UCI de negarle una licencia Pro Tour a su equipo. "No hay razón que explique que nos quedemos fuera teniendo dos corredores con ese palmarés y esa trayectoria tan limpia". Ellos, son Carlos Sastre (Ávila, 1975) y Denis Menchov (Orel, Rusia, 1978), dos clásicos del ciclismo.
¿Existen ciclistas más clásicos que Sastre y Menchov?
Carlos Sastre: Si con clásicos te refieres a todo eso del Twitter, el Facebook... pues quizás sí. Yo no puedo con ello. Tuve Twitter una vez en el teléfono. Me duró tres días. Luego dije: "Esto no es para mí". Y lo quité. Necesito perderme, sobre todo en invierno. Puede que seamos clásicos en ese sentido, ciclistas románticos que prefieren la tranquilidad del hogar, la familia...
Denis Menchov: No hay nada que me guste más que ir al pueblo a pasar el fin de semana, tres o cuatro días. O mes y medio en invierno, en Orel, Rusia. Allí puedo desconectar sin internet ni ordenador y, casi, ni teléfono. Así que ahora estoy descansado y, además, ilusionado por el cambio de equipo. Era algo que me pedía la cabeza. No estaba mal en Rabobank, para nada, pero necesitaba otra experiencia, otro tipo de motivación. Creo que los cambios son necesarios.
C.S.: Eso, y que te han pagado bien, ¿no? (Risas).
D.M.: ¿Cobrar? Esto lo hago por pasión. (Carcajadas).
C.S.: Yo también he cambiado por pasión. Ja, ja. No, en serio, yo tenía una necesidad muy grande de cambiar de equipo. La experiencia final con el Cervélo no fue buena. Después de pasar todo lo que he pasado en ese equipo, cuando este año me llamó Mauro (Gianetti), pensé que este era el proyecto que necesitaba. Fue un acuerdo muy rápido.
D.M.: También es importante que coincidamos Carlos y yo. Siempre hemos sido rivales -desde 2005 suman entre ambos cuatro victorias y once podios en grande vueltas- y ahora seremos compañeros. Es algo que nunca había pensado antes, pero ha ocurrido y creo que será positivo.
C.S.: Estuvo a punto de ocurrir en 2005, cuando me faltó nada para firmar por Rabobank. Finalmente, me quedé con Riis en el CSC. Siempre hemos coincidido en competición, y aunque hemos sido rivales, hemos tenido mucho respeto el uno por el otro. Siempre, al menos, un saludo, aunque fuese un simple hola.
D.M.: Sí, es eso, nos tenemos mucho respeto y eso no tiene por qué cambiar ahora. No habrá dificultades.
C.S.: Es más, creo que somos compatibles, tanto a nivel personal como deportivo. Como en el trato personal, yo soy un poco más lanzado que él, hablo más, porque a Denis le cuesta arrancar una conversación, en la carretera también somos opuestos, lo que nos hace compatibles. Él es muy potente en contrarreloj y se defiende francamente bien en la alta montaña, mientras que yo, me defiendo en contrarreloj y quizás sea más explosivo en la montaña. Juntos seremos más fuertes. Claro, los dos lucharemos por ganar, pero no habrá fricciones, no habrá problemas.
D.M.: Será una temporada importante para los dos. Buscaremos resultados que sean acordes con lo que hemos hecho hasta ahora. Yo quiero seguir en la misma línea y mejorar, si es posible. ¿Ganar el Tour? Pienso en ello. Un ciclista siempre sabe dónde puede mejorar, dónde le queda margen de progresión. Yo pienso que aún la tengo.
C.S.: A mí me gustaría hacer las tres grandes de nuevo -por tercera vez en su carrera-, pero no sé, es complicado. Ya veremos, primero tenemos que ganarnos la plaza en las tres grandes, que no somos equipo Pro Tour.
¿Les duele no serlo? ¿Se sienten despreciados por la UCI?
D.M.: Un poco, no sé, es algo que no se comprende. No le encuentro lógica. De todas maneras, cuando firmamos el contrato sabíamos que ese riesgo existía porque este era un equipo nuevo. Pero hay cierta tranquilidad porque para las carreras importantes tendremos invitación.
C.S.: A lo mejor es que nos han valorado tanto que piensan que un equipo que tiene a Menchov y a Sastre no necesita ser Pro Tour. Igual nos valoran mucho más de lo que pensamos.
D.M.: La cosa es que nadie sabe por qué se ha tomado esa decisión.
C.S.: No es un tema en el que nosotros, los ciclistas, que no conocemos las normas, podamos entrar. Es algo que te jode, pero todo se quedará en nada si entramos en las mejores carreras.
D.M.: Pero la teoría dice que deberíamos estar ahí, con los mejores.
Denis, usted cumple 33 años en 2011 y Carlos, 36. ¿Se sienten mayores?
C.S.: Ahora mismo me siento un ciclista con mucha experiencia.
D.M.: ¿Viejo? No. Hay veces que la gente me dice que ya soy veterano, y yo pienso: "Joder, si yo me siento joven". Yo no me veo ni viejo ni gastado, pero a veces, hablando con otros corredores, noto el respeto que me tienen y entonces pienso que quizás sí sea un corredor con experiencia. No es un sentimiento propio, mentalmente me siento joven. Es el entorno el que me transmite que llevo muchos años en esto.
C.S.: ¿Sabes cuál es el mejor termómetro para medir la vejez? La pasión. No hay ciclistas viejos y jóvenes, sino apasionados y no apasionados. Yo, como todos los demás, también termino roto la temporada, pero mantengo la motivación, aún me quedan objetivos encima de la bicicleta. Yo no me siento mayor, por eso sigo.
¿Y se sienten ciclistas anacrónicos? Dicho de otra manera: ¿Sienten que pertenecen a otra época? ¿Se identifican con las nuevas generaciones?
C.S.: Claro, nosotros no nos damos palmaditas en la espalda.
D.M.: Creo que nos hemos adaptado muy bien.
C.S.: Independientemente de la edad, de la época en la que uno ha crecido y se ha hecho como deportista, el ciclismo, en esencia, no ha cambiado tanto. Quiero decir que no puedo dejar de identificarme con ciclistas que, aunque mucho más jóvenes, se sacrifican a diario con una ilusión bárbara por llegar al mismo lugar que yo. Hay una única identidad del ciclista: la del trabajador que se esfuerza por ganar. La única diferencia es el punto de vista, la perspectiva desde la que se asume. Eso quizás sí dependa de la madurez o la experiencia.
¿El ciclismo ha cambiado?
C.S.: Joder, pero es que todo en la vida cambia. Evolucionan los coches, las bicicletas... Si fuese todo igual, esto sería muy monótono. Lo bonito de las cosas es que cambien, que se cometan errores y que se sepa aprender de ellos para mejorar.
D.M.: No sabría decir en qué ha cambiado el ciclismo, pero ha cambiado. Lo que pasa es que no hay un momento en el que se acaba el viejo ciclismo y nace el nuevo. No es así. Es un cambio que llega tan despacio que el que está dentro casi ni lo nota.
C.S.: Es como ir viendo crecer a tu hijo. Advierte más los cambios que pega, cómo crece, gatea, camina, empieza hablar o va al instituto, el que lo ve cada seis meses que tú mismo, que estás todos los días a su lado. De todas maneras, desde que yo estoy aquí, y debuté hace un tiempo, en 1998, he visto prácticamente lo mismo. Cada día le han puesto un nombre diferente, pero siempre se ha hablado de lo mismo. Para mí, lejos de cambiar, esto se ha mantenido inalterable, igual. Y lo que me habría gustado es que realmente hubiese habido un cambio, y que una de las preguntas que me hagan en una entrevista no tenga que ver con lo de siempre. Entonces será cuando el ciclismo habrá cambiado realmente.
¿Se refiere, claro, a preguntas de dopaje?
C.S.: ¿Ves?
Nada ha cambiado, es cierto. ¿A ustedes les afectan los casos de dopaje, las noticias negras? ¿O han perdido la capacidad de asombro?
C.S.: Hablo por mí, pero me imagino que a Denis le pasa igual, cuando digo que yo hago lo que me gusta, que es correr en bicicleta, y no estoy pendiente de los triunfos ni de las derrotas del resto del mundo. Me subo a la bicicleta, entreno, me cuido, compito... Es mi forma de vida y disfruto. Es cierto que todo te rebota porque cuando ocurre, y más a una persona conocida, a todo el mundo se le pregunta por lo mismo, pero al final a mí me entra por un sitio y me sale por el otro.
D.M.: Creo que llorar por todo lo que ha pasado en estos tres, cuatro, cinco últimos años... Quiero decir que este tema hace ya menos boom. A mí, como a Carlos, tampoco me afecta mucho lo que hacen otros y lo que está pasando. Yo hago lo mío, lo que sé hacer, disfrutando. Lo de los demás no me interesa. Ellos sabrán.
Pero es un problema de los propios ciclistas, entre otros, y ustedes lo son.
C.S.: Es que yo no puedo asumir las responsabilidades de otros. Yo asumo las mías. No tengo capacidad para juzgar ni para no juzgar lo que hacen los demás porque, simplemente, lo desconozco. En la televisión veo diariamente cien mil problemas, guerras, hambre, tifones, terremotos, desfalcos, fraudes... Si tuviese que asumir todo eso como propio, me suicidaría. O aprendes a poner distancia o es imposible sobrevivir. En el ciclismo ocurre igual.
¿Aunque les afecte de manera indirecta? Como la Vuelta que no celebró Menchov en Madrid o el podio del Giro que no disfrutó usted, Carlos, en Milán.
C.S.: O la etapa de Morzine del Tour de 2006... Pero no lo veo con rencor. Lo que me queda es que ese día me he subido a una bicicleta, he luchado al máximo y me he quedado vacío. Luego, se ha demostrado que otra persona que me ganó no ha respetado las reglas. Pues bien, ya está. Mi satisfacción es que cuando he llegado al hotel reventado me he sentido orgulloso de haberlo dado todo y que, pese a ello, otro ciclista ha sido mejor que yo. Ahí se termina todo. Lo demás es complicarte la vida.
D.M.: Los podios a los que subes después de que alguien dé positivo son estadística porque el sentimiento no es el mismo. De la Vuelta de 2005 me dieron el trofeo y el maillot, pero no los siento como propios. A nadie le gusta ganar así.
C.S.: A mí nadie me ha dicho ni dado nada ni por el Tour (pasó de cuarto a tercero en 2006) ni por el Giro (de cuarto a tercero en 2009) ni por la Vuelta (de tercero a segundo en 2005). Tampoco por la montaña del Tour de 2008. Ni siquiera he visto el dinero. De todas maneras, que te priven de vivir esas cosas en el momento no se compensa con nada.
D.M.: De todo esto, aunque hayamos perdido cosas, nos queda el respeto de la gente. Comprendo que el trabajo que he hecho, todo el esfuerzo, da unos frutos. El más grande: que la gente confía en ti, te reconocen, aunque no me gusta volverme loco ni darme importancia a mí mismo.
C.S.: Cuando te das cuenta de quién eres realmente no es sobre el podio de cualquier carrera del mundo, sino cuando entras por la puerta de casa y el niño te tira por ahí el balón, la niña se te cuelga de la pierna... Entonces eres un padre normal y, si tienes alguna tontería, se te quita en un momento. Cuando llego del Tour, del Giro, de la Vuelta o cualquier carrera, lo primero que me dice mi mujer es: "Chico, se te han terminado las vacaciones".
D.M.: Entonces ya no eres Menchov, el ciclista, sino Denis, el marido, el padre, el amigo. Yo me he llegado a olvidar que soy ciclista, me he sentado delante del televisor a ver el Giro de Lombardía me he dicho: "¡Hostias! Esto hago yo también".
C.S.: Desconectar, no saber, es una manera de no poder opinar. Yo no leo la prensa ni internet ni sigo la actualidad del ciclismo. No quiero saber. Ni opinar.
Con el respeto que generan por su palmarés y trayectoria, ¿no liderarían en ningún caso la reflexión que el ciclismo precisa para encauzar su rumbo?
C.S.: La necesidad de una reflexión no es exclusiva del ciclismo, pero en cualquier caso, no, en este momento no. La experiencia me ha enseñado que no se pueden hacer dos cosas a la vez. El ciclismo no te da opción a hacer nada más. Cualquier gestión que haces externa a tu entrenamiento y competición te pasa factura.
D.M.: Hay gente que me pregunta si no me gustaría vincularme a la política y cosas de esas. Pero yo no me veo ni en eso ni en nada que no sea andar en bicicleta. No lo veo. Cuando pare, dentro de tres, cuatro, cinco o los años que sean, será otra historia. Pero ahora mismo soy ciclista. Nada más.
en corto
Entre Carlos Sastre y Menchov suman cuatro victorias y once podios en las grandes vueltas
Son de los pocos campeones nacidos en los 70 que han pasado limpios el vendaval
Carlos Sastre y Denis Menchov se estrechan la mano durante la primera concentración del Geox, esta semana en Hoznayo. Foto: A. laiseka
Pretemporada Diálogo entre dos clásicos
Sastre y Menchov lucharon hasta la extenuación por el triunfo en la Vuelta a España de 2007. Foto: efe
sus frases
"El ciclismo no cambia, es el mismo desde que debuté en 1998"
carlos Sastre
Ciclista del Geox
"Desconecto tanto que me he llegado a olvidar que soy ciclista"
Denis Menchov
Ciclista del Rabobank
su trayectoria en las tres grandes
Sastre199920002001200220032004200520062007200820092010
Giro de Italia101--38---43--38
Tour de Francia--201098213411720
Vuelta a España-8Ab.-3562423-8
Menchov199920002001200220032004200520062007200820092010
Giro de Italia---------51-
Tour de Francia--43º9311Ab.855Ab.3513
Vuelta a España-----Ab.1Ab.1--41