cleveland. Le dedicaron todo tipo de insultos, desde "cobarde" a "traidor", le llamaron "Queen" (Reina), pero nada de eso inmutó al alero LeBron James, que en su regreso al Quicken Loans Arena de Cleveland demostró con su juego que es más King (Rey) que antes y que está en un equipo mucho mejor.
James superó todos los preámbulos de animadversión y rechazo por parte de los seguidores de los Cavaliers, que no le han perdonado su marcha a los Heat después de ser su gran "ídolo" durante siete temporadas, y con 38 puntos guió a su nuevo equipo al triunfo por 118-90.
El alero estrella de los Heat se encargó de anotar la segunda canasta del partido para un parcial de 0-4 y dejar claro que llegaba dispuesto a no ser intimidado por el ambiente hostil. De hecho, tampoco abandonó su tradicional ritual mientras estuvo en Cleveland de ir a la mesa de anotadores, llenar sus manos de polvo antideslizante y tirarlo a lo alto ante el abucheo de los seguidores de los Cavaliers, gesto que antes del partido había provocado apuestas en Las Vegas sobre si lo haría o no.
Con un marcador parcial 95-65 al concluir el tercer periodo, los Heat dejaron todo listo para el cuarto, mientras que los seguidores de los Cavaliers vivían la doble frustración de ver triunfando al "ídolo" que los había traicionado y a su equipo perdido en la mediocridad. "No entiendo toda la animosidad que hay hacia mi persona después de los siete años de entrega y lealtad que tuve con el equipo", declaró James. "Pero por mí todo está bien", aseguró el jugador, que disputó 30 minutos para anotar 15 de 25 tiros de campo, incluidos 2 de 7 triples, y 6-9 desde la línea de personal, repartir ocho asistencias, capturar cinco rebotes, recuperar un balón y poner un tapón.