Surgió como una jornada de comunión y unidad en la que celebrar la identidad de la selección de Euskadi que, muchas décadas atrás, había disputado sus primeros encuentros a lo largo de todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años, se ha convertido en todo menos eso. Y es que el tradicional partido que -organizado por la Federación Vasca- aprovechaba el periodo de vacaciones navideño para reunir a los mejores jugadores de Euskal Herria y medir sus fuerzas con algún otro combinado nacional entre el apoyo masivo de la afición, se ha transformado en un escenario de confrontación, fundamentalmente política, que bien podría dar origen a un curioso serial, Desencuentros de Navidad.

El origen a esta situación explosiva hay que buscarlo tres años atrás, cuando los jugadores decidieron cambiar la denominación de Euskadi, que se había mantenido desde 1937, por la de Euskal Herriko Selekzioa. Con ese nombre se disputó el último encuentro (frente a Catalunya en San Mamés), pero esa decisión provocó una seria crisis en la FVF, presidida entonces por Iñaki Dobaran, cuando en 2008 pretendió recuperar el nombre original. La negativa de los jugadores a entrar en la convocatoria de aquel combinado y la salida, meses después, del equipo directivo que encabezaba Dobaran fueron las consecuencias. Con la elección de Santiago Arostegi como nuevo presidente de la Federación Vasca, en febrero de 2009, la situación no cambió. Los jugadores seguían pidiendo al ente federativo que diera los pasos necesarios para lograr la oficialidad sin obtener ningún tipo de respuesta. La consecuencia lógica fue que el año pasado tampoco hubo partido.

Exactamente el mismo camino por el que parecían discurrir los acontecimientos este año después de que las conversaciones iniciadas antes del verano no fueran capaces de alcanzar un punto de encuentro. El principal escollo para ello era la exigencia por parte de los futbolistas de que la Federación diera los pasos necesarios y firmes para reclamar la oficialidad de la selección. Una reclamación que, hasta el momento, siempre ha caído en saco roto. Sí había, al menos, un principio de pacto en cuanto a la denominación -Euskal Selekzioa- y que pudieran ser convocados jugadores de los siete herrialdes.

Sin embargo, el pasado miércoles, los futbolistas apostaron por un cambio de estrategia y, a través de un comunicado, mostraron su disposición a volver a disputar este próximo mes de diciembre el tradicional encuentro, aunque manteniendo su total confrontación con la Federación. Pero ante la constatación de que "con el bloqueo no hemos conseguido nada" y el convencimiento de que "ahora es importante jugar para que la gente se ilusione", han optado por compartir un escenario común pese a que "los objetivos que tenemos no son los mismos". Los aficionados al menos podrán volver a disfrutar de la fiesta.