Vitoria. Aunque han mantenido contactos y pasó algunos días estudiando sus métodos de entrenamiento, Ettore Messina no es José Mourinho. Al entrenador italiano le falta socarronería para soportar la presión de la prensa, que ha llegado a ceder su cargo a Pepu Hernández en mitad de un torbellino incesante de rumores, y le sobran problemas en el vestuario, el último una supuesta discusión con Novika Velickovic, que ayer tuvo que dar la cara para negar que quiera abandonar la disciplina del equipo blanco. Aunque, como suele decirse, cuando el río suena, no baja seco.

A Messina le está pasando factura la silla eléctrica en la que parece haberse convertido el banquillo del Madrid. A pesar de la inversión millonaria que la directiva ha realizado los dos últimos veranos, los resultados se resisten. Y hay quien ha empezado a cuestionar la valía de un técnico que quizá tomó una decisión errónea al cambiar su plácida situación en el CSKA, donde ejercía como capitán general, por un club en eterna convulsión que lo reclutó para recuperar la grandeza perdida.

"Hemos apostado por una plantilla española y con muchos jóvenes. Esto necesita un tiempo para desarrollarse, venga aquí Phil Jackson, yo, Pepu Hernández o mi mujer", estalló Messina en una entrevista concedida a Onda Cero. "El día que nos encontremos a un jugador de 23 años que juegue siempre bien en un club con gran presión como es el Real Madrid, encontraremos un milagro", añadió el técnico siciliano, que mantiene a su equipo en segunda posición de la ACB -igualado a triunfos con el Caja Laboral- y con plenas opciones de clasificación en la Euroliga, donde mañana (20.45 horas) afronta un complicado duelo frente a Olympiacos.

El italiano ha mostrado las garras por primera vez. El pasado año, tras quedar apeado de la lucha por el título liguero en las semifinales frente al Baskonia, llegó a presentar su dimisión. Habría supuesto una salida mucho más cómoda, menos traumática. Pero se la rechazaron. Y ahora las críticas de la prensa, las de los mismos que prácticamente le impusieron la renovación de un jugador con el que no contaba como Jorge Garbajosa, empiezan a hacerle mella.

Los rumores, al margen de alumbrar el flirteo del ex seleccionador Pepu Hernández con el club blanco, han comenzado a señalar conflictos entre el técnico y su plantilla. Primero sonó el nombre de Prigioni, todavía de baja tras su sospechosa lesión, y en las últimas horas el de Novika Velickovic, cuya ausencia en el duelo ante el Blancos de Rueda disparó las alarmas. En Serbia se llegó a hablar de su interés por salir del vestuario blanco. Pero ayer el propio jugador salió a calmar las aguas: "Una enfermedad me dejó clavado a la cama", aseguró el serbio, que sí deslizó que le gustaría tener algo más de protagonismo en los planes del asediado Messina.