EN el partido contra el Barça no vi el respeto del colectivo arbitral hacia una entidad que por méritos deportivos se lo ha ganado. Con esto no quiero decir que te tengan que dar más que a un club modesto, pero sí que hay que tener conocimiento sobre qué tipo de partido estás arbitrando. En primer lugar, era el primer enfrentamiento entre los dos finalistas de la ACB de la temporada pasada. En segundo lugar, que el vigente campeón jugaba en casa. En tercer lugar, que es un duelo de primer nivel con dos equipos que han sido partícipes directos de las tres últimas finales y se están jugando el liderato. Y, por último, que era un partido con dos equipos necesitados de victoria tras las últimas derrotas sufridas en Euroliga. Soy de las personas que me gusta separar opinión de información. No me atrevería a atribuirles intencionalidades a los árbitros en su toma de decisiones porque seguro que cometería un gran error. Lo que sí veo es una gran ofuscación y que a ellos también les puede la presión. Pero la responsabilidad no es exclusivamente de ellos sino de los que forman a esos colegiados y con qué nivel de conocimiento del juego les ponen a arbitrar. Lo que sí tienen claro es lo de imponer autoridad y no tienen, o no saben, impartir justicia. El reverso de San Emeterio pitado pasos, la antideportiva también a Fernando contra Mickeal cuando no hubo ni contacto o los pasos a Huertas en una entrada son decisiones que merman la capacidad del jugador y le dan inseguridad, ya que le penalizas acciones que llevan toda la vida haciéndolas. No voy a entrar en percepciones de si ha habido contacto en una defensa, en los aspavientos de un entrenador, en un rebote o en un tapón, ya que son acciones que se desarrollan en décimas de segundo y no siempre son fáciles de acertar. Pero siendo como son los árbitros profesionales, deberían tener estudiadas las características de los jugadores con los que van a coincidir en cancha, su forma de jugar, su carácter, sus puntos fuertes del juego, la forma de dirigirse de los técnicos... Así, tendrían más opciones de acertar en todas y cada una de las decisiones que tomen. No es cuestión de restar méritos al rival cuando es superior, que en determinados momentos lo fue, pero lo del sábado clamó al cielo. Sacar de quicio a San Emeterio no es fácil y ellos lo consiguieron. Pero al Caja Laboral las urgencias, en vez de ser una losa, le dieron un plus de intensidad y le encorajinaron hasta llevarse la victoria por méritos propios. Y, como colofón, el tapón de Barac y su coast to coast con mate que demuestra la seguridad que esta cogiendo.