MADRID. Carlos Moyá anunció ayer que a sus 34 años se retirará de la competición profesional en diciembre tras disputar el Masters nacional de Sevilla. Visiblemente emocionado, con las lágrimas en los ojos y rodeado de amigos y de su pareja, Carolina Cerezuela, así como por los ex jugadores Albert Costa o Manuel Santana; el mallorquín fundamentó su decisión en una lesión de la que no se ha podido recuperar. "Es un problema en el pie que padezco desde hace muchos años, una artrosis, desde los 20 años, y que me operé para poder seguir en abril del año pasado. Estuve siete u ocho meses de baja y quería volver a intentarlo", dijo . "Nunca me llegué a recuperar. No salió muy bien y a raíz de esa operación tuve efectos colaterales. Empecé a tener problemas en la parte externa, una fractura, el tendón también lo tenía lesionado, y ahora con 32 años no hay opción", explicó Moyá, ganador de la Copa Davis en 2004.
Ganador de Roland Garros en 1998 y número uno mundial el 15 de marzo de 1999 -duró dos semanas en lo más alto-, comentó que intentó "seguir" y para ello visitó numerosos médicos, porque quería despedirse en los mejores torneos. "Pero llegué al torneo de Madrid, y aunque no estaba al 100% las ganas me pudieron. Ese partido no fue el soñado y ahí me di cuenta de que había llegado el momento. Ganas tenía muchísimas y me he sacrificado para poder volver, pero intenté todo para poder curarme y no pudo ser", desveló. Su futuro pasa ahora por "descansar y estar en casa. Han sido 15 años a nivel profesional viajando cada semana, con la presión mental que supone. Las cosas cambian cuando tienes un hijo. Ahí me quedó claro que sería difícil separarme de mi familia".
Añadió que seguirá "ligado al tenis", aunque de momento tiene "varios proyectos". "Seguiré con mi gimnasio en Mallorca, estoy con una empresa de deportes y dedicándole tiempo a mi mujer, a mi hija y a toda mi familia. Eso sí, echaré de menos el tenis". Carlos Moyá destacó que se lleva "muchas experiencias vividas, bonitas situaciones, muchos amigos, el haber conocido países, culturas. Tengo experiencias y anécdotas infinitas". "He tenido una carrera mucho mejor de lo que hubiera podido imaginar. Aunque tengas a gente acompañándote, al final, en la pista estás solo y en las derrotas también. Es un deporte muy solitario y la parte positiva supera a la negativa con creces todos estos años", subrayó. "Mi derrota más dura ha sido estar lesionado, porque cuando estas lesionado no tienes ni la opción de perder. Ahora me encanta verlo. No me considero perjudicado por las lesiones, he estado 15 años y sólo he tenido dos graves, la de la espalda y ahora la del pie", explicó.
Sobre su relación con Rafa Nadal, comentó que "al ser de Mallorca los dos parece que existe una conexión mayor. Siempre me he llevado muy bien con él. Desde los 14 años ha entrenado conmigo y siempre me ha preguntado las dudas. Lo que le he podido beneficiar a él, él también me ha beneficiado a mí. Cuando ves la ilusión te contagias. Siento que me ha ayudado a mí. Para nada me debe nada de lo que haya conseguido". Además de ganar la Davis y en Roland Garros, en 1997 fue subcampeón del Abierto de Australia al perder en la final con el estadounidense Pete Sampras y durante su trayectoria profesional ha conseguido 25 títulos, entre ellos los Masters de Montecarlo (1998), Cincinnati (2002) y Roma (2004).