Cuando Mike Kryzewski diseñaba el plantel con el que la selección estadounidense pretendía recuperar el mando del baloncesto mundial, muchos fueron los que cuestionaron la batería de jugadores interiores con los que la enésima revisión del Dream Team aterrizó en Turquía. La renuncia de varios de los pívots más dominantes de la NBA obligó al sabio Coach K a tirar de tipos con menos cartel pero con un talento descomunal, como Lamar Odom o, sobre todo, Kevin Love, un jugador que la madrugada de ayer entró en el Olimpo de los grandes al firmar una marca histórica para su franquicia, los Timberwolves, y que nadie había logrado en los últimos 28 años.

El jugador de Minnesota se salió en la victoria de su equipo (112-103) ante los Knicks. A pesar de que Kurt Rambis optó por dejarlo fuera del quinteto inicial, Love cerró el partido con un doble-doble al alcance de muy pocos. Anotó 31 puntos, que permitieron a los Wolves recortar la desventaja de 21 tantos con la que Nueva York mandaba en el tercer cuarto, y capturó la friolera de 31 rebotes. Casi Nada. Desde 1982, en un partido de otro deporte entre los Rockets y los Sonics en el que el eterno Moses Malone consiguió 32 puntos y 38 rebotes, nadie había firmado una actuación de este calibre.

Love, en realidad, se está habituando a ello. La marcha de Al Jefferson a Utah le ha concedido mayor protagonismo. Y lo está aprovechando. La cuestionable implicación del díscolo Milicic y el comprensible periodo de adaptación de Pekovic han convertido a Love en la única referencia fiable de su equipo bajo los aros. Lejos de esconderse, da la cara ante la necesidad. Esta misma semana cerró otro partido con 24 rebotes, una materia en la que reina en la competición americana con una media de 14,6 por cita.

"La verdad es que no sé qué decir", reconocía el jugador nacido junto a las playas de Santa Mónica, en California. "Yo también estoy impresionado con lo que he hecho. Ni siquiera sé qué puedo decirte, para ser honesto", reconocía Love, estrella universitaria con UCLA, a las preguntas de un periodista que lo asaltó sobre el parqué del Target Center de Minneápolis. El campeón del mundo habla en la pintura.