por muchas razones, no me gusta enfrentarme a equipos filiales. No solo porque son equipos competitivos, de buen manejo del balón, técnicos, que juegan con desparpajo, con la idea de que no les importa en absoluto el resultado, sino también porque no afrontan el encuentro con la misma perspectiva que un equipo profesional como el Deportivo Alavés, donde el resultado es lo más importante y enseguida afloran los nervios, tanto en la directiva como en el entrenador y jugadores, cuando no se logra el objetivo perseguido. Aunque este Bilbao Athletic está en las antípodas de ser el típico equipo de estas características, no dejan de ser unos cachorros sin uñas que no meten miedo a nadie. Aunque, en torno a este tema, hay otro punto que quiero resaltar: las altisonantes y desproporcionadas declaraciones del entrenador del Sporting de Gijón han venido a recordar la existencia de un problema que, más allá de sus estrictas dimensiones personales de respeto, afecta de manera clara a otros conjuntos a lo largo de una temporada. Me estoy refiriendo a la adulteración de la competición. Manolo Preciado está en su derecho, como el entrenador de cualquier otro club, en presentar la convocatoria y alineación que le dé la real gana. No hay nada de antirreglamentario en su decisión de dejar en el banquillo o en su casa a la gran mayoría de los jugadores teóricamente titulares cuando se enfrente a cualquier conjunto. Pero no es menos cierto que esa decisión de ir al Camp Nou en las circunstancias que lo hizo es una forma incuestionable de adulterar la competición. Se haga en las primeras jornadas o en las últimas cuando ya se esté seguro de haber alcanzado sus objetivos. Por una razón muy sencilla: hay terceros equipos implicados que se ven perjudicados. Evidentemente, hay otras maneras de adulterar la competición. Entre éstas se pueden considerar, por ejemplo, las alineaciones que presentan los equipos filiales en según qué choques. En el caso concreto del Athletic tiene unos jugadores con ficha del B pero que a todos los efectos entrenan y pertenecen al primer equipo, como son Igor Martínez, Muniain, Ibai Gómez y Aurtenetxe, que en caso de extrema necesidad (sobre todo, si está cerca el final de temporada), o para mantenerlos en activo, no tendrán reparos en echar mano de ellos cuando estas circunstancias se presenten. Así que no les faltará razón a todos aquellos clubes que se quejen de agravio comparativo. Ayer, como todavía la situación no llegaba a ser insostenible ni mucho menos, por diferentes motivos no apareció ninguno de los cuatro por Mendizorroza. Y eso que agradecimos los alavesistas. El ex albiazul estuvo hasta los últimos instantes pendiente de la evolución de la lesión de Toquero para entrar en la convocatoria del primer equipo o desplazarse a Vitoria. Al final, jugó de titular contra el Almería y de esta manera no tuvimos que padecerlo en el campo. Aunque el Athletic B no era el favorito para el duelo de ayer, lo era aún menos después de todas estas bajas. Está claro que según en qué situación se encuentren y según las necesidades del momento van a presentar un equipo con más o menos garantías. El de ayer, con muy pocas. En cambio, en Eibar se estarán acordando de que fue el vitoriano y no otro quien marcó el gol que les derrotó hace dos semanas.