BILBAO. El circuito de Interlagos no fue esta vez el encargado de bajar el telón gracias al doblete de Red Bull que, sin embargo, alimentó las esperanzas de Fernando Alonso de proclamarse campeón por tercera vez. La arriesgada gestión del equipo austriaco de no definir sin tapujos quién es su líder propició la victoria de Sebastian Vettel mientras el asturiano gestionaba con la calculadora un tercer puesto cuyo valor sólo podrá ser calibrado el próximo domingo en Abu Dhabi. Las cuentas son claras: si el ovetense acaba primero o segundo, se coronará independientemente del puesto que ocupen Mark Webber o el alemán; si el que gana es Vettel, a Alonso le bastaría con ser quinto -a igualdad de puntos estaría por delante al haber ganado más pruebas-; pero si quien triunfa en los Emiratos Árabes es el australiano, el líder de Ferrari estaría obligado a ser segundo. Ahora la incógnita reside en qué ordenes transmitirá Christian Horner a sus pilotos -que ayer amarraron el Mundial de constructores-, o si afectará la pública enemistad que se profesan. Lewis Hamilton, con opciones matemáticas ya remotas, no parece entrar en esta pugna, pero quién sabe si, al final, su azarosa conducción puede tener la palabra.
La actitud conservadora derivó en una salida sin golpes de chapa y en la que Vettel se quitó de encima en un santiamén al pole Hülkenberg, que apenas pudo aguantar el tipo ante el resto de tiburones unas cuantas curvas. El bólido rojo comenzó a apretar a Hamilton y le bastó un par de acelerones para que el inglés cediera el control de su monoplaza, algo semejante a lo que hizo para desbordar en la séptima vuelta al de Williams. Eso sí, ya se hallaba a más de once segundos del germano y a siete del compañero de éste.
El inglés fue el primero en pasar a gomas duras, con las cuales su rendimiento mejoró notablemente. Pero el estado natural de las cosas únicamente se alteró por momentos en la vuelta 50, tras el accidente de Liuzzi. El coche de seguridad situó a todos en una extraña fila, con doblados por medio, y las dentelladas de Alonso le permitieron a éste recortar tiempo paulatinamente para intentar desquiciar la mente de Webber, que pudo solventar la papeleta concluyendo con dos segundos y medio de margen. Faltó trazado para algo más. En una carrera tranquila y sin incidentes de relieve, todo el debate se centró en la especulación: ¿Habría órdenes de equipo y Vettel dejaría pasar a Mark? ¿O podría sacar tajada Fernando de la hipotética pelea entre sus máximos rivales? Ni una cosa ni la otra. Por detrás, Jaime Alguersuari fue undécimo por tercera vez consecutiva, mientras que Massa, a volantazos, roces y trompicones -partió noveno y al entrar a cambiar ruedas no le ajustaron bien una e inmediatamente tuvo que volver a pasar por boxes-, se empeñó en dar la razón a quienes cuestionan su presencia en la firma italiana.
Alonso confía ahora en que Red Bull prosiga con la filosofía que promulga y defiende la escuadra de la fábrica de bebidas energéticas más famosa del mundo. Los gerifaltes de la escudería del búfalo le echaron un cable porque el asturiano podía haber salido ayer con un solo punto de ventaja respecto a Webber, el segundo en la tabla, y, sin embargo, lo hizo con un colchón de ocho puntos. Momentos tuvieron para variar la situación en los puestos delanteros. Basta con remontarse al ejemplo de lo realizado por Ferrari en los años 2007 y 2008, cuando facilitó los adelantamientos entre Raikkonen y Massa aprovechando los pitstops, escenario que todo el mundo creía previsible en Red Bull, pero no fue así. Vettel cambió neumáticos en la vuelta posterior a Alonso y una antes que el aussie, pero ninguno tuvo problemas y el pase por boxes no alteró el panorama.
yas marina, sin claro favorito A priori, el Yas Marina de Abu Dabhi debería favorecer a Red Bull aunque no excesivamente. En 2009 venció el propio Sebastian Vettel y a su favor cuenta con dos grandes rectas que podrían ser bastante buenas para sus intereses. No es un circuito muy carismático en cuanto al trazado, bastante heterogéneo y formado por una mezcla de zonas rápidas con otras de curvas muy lentas y grandes frenadas, algo que sí les viene de perillas a los Ferrari. Y es que aunque es una pista estrecha, posee también varias zonas por las que poder adelantar, lo que puede originar errores inesperados. De momento, Alonso parte con la ventaja de conocer que le basta con ser segundo, consciente de que la calificación puede repartir muchos de los boletos para alzarse con el título y de que la cruenta guerra personal entre sus adversarios también puede decantar la balanza de su lado. Pero sería irrisorio pensar que Red Bull está dispuesto a suicidarse. Y eso también lo sabe.