1. Kodari. Frontera entre Nepal y China. Uno más de los muchos problemas que China pone para cruzar la frontera es que sólo pueden cruzar las personas, no los vehículos. Nuestro autobús debe quedarse en este lado de la frontera. Todos los bultos de la expedición cruzan la frontera en la espalda de porteadores. Casi la totalidad son mujeres. Al otro lado espera un camión chino con el que proseguimos el acercamiento al Campo Base Chino.
6. Campo 1. Aquí estoy en la subida al Campo 1. El tramo entre el Campo Base Avanzado y el C.1 es la parte más técnica de toda la subida. Llegar a los 7.100 metros del Campo 1 con esa mochila a la espalda es un esfuerzo que aquí es difícil de imaginar. Tienes que parar cada pocos metros a recuperar el aliento. El mayor peligro de esta parte de la ruta son los seracs, gigantescos bloques de hielo. Un montañero húngaro murió y otro resultó herido al derrumbarse uno.
9. Ascensión al Campo 2. Yo subiendo al C.2. Ésta es ya la subida definitiva en el ataque a cima. Este día fue muy bien. Subí bien, me sentía fuerte y optimista sobre mis posibilidades. Los problemas surgieron al llegar al Campo 2. El viento nos rompió la tienda, y a partir de aquí empezaron a torcerse las cosas. Tuvimos que pasar la noche los tres en una tienda de dos plazas. Apenas pegamos ojo y poco después rompí el crampón.
2. Tingri. Tras conocer el deprimente pueblo de Zangmu (parte China de la frontera) y Nyalam, llegamos a Tingri, primer pueblo donde podemos sentir lo que debió ser Tibet. En la imagen, camión para el transporte de personas y mercancías llegando al Campo Base Chino. La ola llega con las expediciones y moviliza a miles de personas entre expedicionarios, sherpas de altura, cocineros… y toneladas de material. Dos meses después volverá a quedar desierto.
7. Campo Base 2. Pedro García llegando al C.2. (7.600 metros). Pedro tuvo un mal día y sufrió mucho. Tardó diez horas para subir los 500 metros de desnivel desde el Campo 1, las tres últimas horas con una tremenda ventisca. Es terrible ver a un compañero en apuros a 50 metros de la tienda y saber que todavía le queda media hora para llegar. Durmiendo esa noche en el Campo 2 dimos por finalizada la aclimatación.
10. Campo Base 3. Situado a 8.300 metros. Sólo hay cinco montañas en el mundo que superen esta altura. Lo normal es llegar aquí hacia las 16.00 horas. Pasar unas horas fundiendo nieve para poder hidratarse y seguir hacia arriba hacia las 22.00 horas para volver a dormir aquí de vuelta de la cumbre. Llegar a esta altura y no ser una cumbre, sino continuar todavía hacia arriba hace enana a cualquier otra montaña, te rompe los esquemas.
3. Monasterio de Rongbuk. Situado a 5.100 metros, ocho kilómetros antes de llegar al Campo Base Chino, es posiblemente el monasterio más alto del mundo. Aquí nos hicieron una ceremonia para bendecirnos y que nos fuera bien la expedición. De allí partimos al Campo Intermedio (5.700 metros), que se utiliza solamente como escala para dividir en dos etapas los 22 Kms. que separan el Campo Base Chino del Avanzado.
8. Campo Base Avanzado. Matando el tiempo viendo una película en el ordenador. Concluida la aclimatación bajamos hasta el C.B.C. y de aquí en un 4x4 hasta la civilización. Estuvimos tres días recuperándonos, durmiendo en cama y sobre todo, viviendo a 4.000 metros. Luego volvimos al C.B.A. para el intento de cumbre, pero el fuerte viento nos obligó a permanecer diez días esperando en este inhabitable campamento a 6.400 m.
11. Ascensión. Comienza la noche más larga, la definitiva, y empieza nevando. Esto no es malo, ya que al estar el cielo cubierto no hace tanto frío. Debíamos estar sólo a -30º. Yo, que iba sin oxígeno, enseguida vi que no era mi día. Malas sensaciones desde el principio. Me di la vuelta a 8.400 m. para evitar males mayores. Mi bajada fue una larga y dura odisea, de noche, con la nieve que cubría las cuerdas fijas y sin un crampón.
4. Caravana de yaks dirigiéndose al Campo Base Avanzado. Todos los bultos llegan al C.B.A. de esta manera, por lo que se movilizan cientos de yaks para las distintas expediciones. Estos increíbles animales llegan hasta los 6.400 metros del C.B.A. llevando ochenta kilos en sus lomos. Al fondo de la imagen, la cima del Everest, el viento que permanentemente la azota forma la característica nube que nace de ella.
14. Pedro en la cima. Hacer cima fue un sueño alcanzado para Pedro. Yo, mientras tanto, cuando regreso al Campo Base Avanzado me cruzo con cuatro sherpas que dicen estar yendo a rescatar a dos españoles. Sólo podían ser Pedro y Alfredo. El agotamiento no me permitía entender nada. A partir de ahí, la angustia de las noticias permanentemente cambiantes y contradictorias hasta que muchas horas después un sherpa me confirma que están bien.
12. Problemas para Alfredo. Éste es el estado en el que llegó Alfredo al Campo 3 tras la ascensión. Presentaba principios de edema cerebral. Por su parte, Pedro tenía congelaciones en los pies y en las manos. Les quedaba por delante una dura noche en el Campo 3, y una interminable bajada en la que precisaron ayuda. Alfredo se recuperó del edema, pero las congelaciones de Pedro le llevaron a sufrir la amputación de varias falanges.
5. Campo Base Avanzado. Situado a 6.400 metros es el Campo Base más alto del mundo. A esta altura el cuerpo ya no se está aclimatando, se está aclimuriendo. Cada día te vas consumiendo y estás más débil que el anterior. Se trata de estar aquí lo menos posible, lo imprescindible para montar los campos de altura, y luego bajar a recuperarse hasta el Campo Base Chino o incluso más abajo, antes del intento de cima.
15. Patrocinadores. Esta historia no hubiera sido posible sin la colaboración de mis tres patrocinadores: ARTEPAN, RADIO VITORIA y DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. En este viaje he hecho nuevos amigos. He conocido grandísimas personas y algún gran mezquino. He aprendido de montaña y sobre todo he aprendido mucho de mí mismo. Dedico esta aventura a todos los que anhelan vivir algo así pero tienen que conformarse con soñar con las de los demás.
13. Campo Base Avanzado. Mis compañeros fueron evacuados de urgencia y yo me quedé haciendo los bidones y desmontando el C.B.A. No volví a verles hasta llegar a casa. Todas las expediciones se estaban yendo y fuimos casi los últimos. Pasar tanto tiempo en el Everest, vivir el día a día en unas condiciones tan duras, ya fue de por sí un objetivo complicado. Ahí arriba cada día se muere un poco. El cuerpo humano no está diseñado para vivir en esas condiciones.