Vitoria. Invictas, pero con distinto cartel. Así llegan Estados Unidos y Lituania a unas semifinales, en parte inesperadas. La presencia del combinado americano se daba por hecha, pero no la de un conjunto báltico que ha asombrado a propios y extraños a lo largo de todo el torneo y se ha plantado en la lucha por los metales cuando ni el más optimista dentro del pequeño país báltico esperaba dar la campanada en tierras turcas. La gran favorita se ve las caras con la gran sorpresa por un hueco en la final (20.30 horas). Todo lo que no sea una victoria del equipo de Mike Krzyzewski supondría una sorpresa mayúscula, pero los lituanos se han acostumbrado a romper guiones preestablecidos en esta gran cita mundialista.

Para Estados Unidos la victoria es una obligación después de dieciséis años sin pisar el escalón más alto del podio en un Mundobasket. Sin el estelar brillo de la selección que se presentó en los Juegos Olímpicos de Pekín, el actual equipo norteamericano ha destacado por ser un bloque compacto, con una gran superioridad física sobre sus rivales y que, en los pocos momentos de apuro que ha vivido, ha echado mano de la magia de Kevin Durant, que en Turquía está perpetuando ese aroma de megaestrella que ya se había labrado la pasada temporada en la NBA, competición de la que fue el máximo anotador con una treintena de puntos por partido de media.

Durant ha zanjado las posibles complicaciones para su equipo con exhibiciones anotadoras siderales, ya que, partiendo desde la posición de ala-pívot y con sus 206 centímetros, nadie ha podido frenar su velocidad en las penetraciones o, en su defecto, su mortífero tiro desde la línea exterior.

Precisamente, el lanzamiento desde el perímetro ha sido el que ha permitido a Lituania acceder a unas semifinales con las que nadie soñaba dentro de un país volcado con el baloncesto que en los últimos años ha sufrido muchas decepciones. Sin ir más lejos, la presencia del combinado báltico en Turquía se debe a una invitación cursada por la FIBA tras su mala participación en el pasado Eurobasket. Mucho han cambiado las cosas en el transcurso de un solo año y, a pesar de la ausencia de sus grandes figuras (Siskauskas, Jasikevicius, Songaila, los hermanos Lavrinovic), Lituania vuelve a ser una referencia y buscará una nueva gran sorpresa.