El Sinam Erdem Dome se convertirá esta tarde (17.00 horas) en el campo de batalla entre dos equipos que hablan de baloncesto en diferentes tiempos verbales. La España de Scariolo, aferrada a un lustro de grandeza, a una generación irrepetible, se verá las caras con la selección llamada a imponer su ley en un futuro próximo. El encuentro que inaugura los cuartos de final del Mundobasket de Turquía enfrentará a una camada que ha grabado en oro su pasado y pretende apoderarse del presente frente a otra, la de Serbia, que se empeña en acelerar el relevo generacional en un torneo en el que, en principio, ya ha hecho los deberes.
El combinado que dirige el legendario Dusan Ivkovic, encargado de hacer limpieza tras la descomposición de una gran escuela que perdió cualquier resquicio de su grandeza, está repleto de jugadores que han ido contando por medallas todas sus participaciones en torneos internaciones de categorías inferiores. Liderados por el que Dusko Ivanovic definió como "el mejor base de Europa", Milos Teodosic, los serbios han logrado el oro en campeonatos de categoría sub sub-16, sub-18, junior y sub-20.
El veterano entrenador tomó el equipo tras la humillación que supuso para Serbia quedarse fuera de los Juegos Olímpicos de Atenas. Y sólo pidió una cosa: manos libres para hacer y deshacer, para reencauzar una situación que se les fue de las manos a entrenadores de la personalidad de Slavnic, Vujosevic y Obradovic. De su mano, los plavi rejuvenecieron. Desaparecieron las estrellas y, salvando a Teodosic y Tepic, el colectivo se impuso con contundencia al talento individual.
El pívot de los Thunder Nenad Krstic, uno de los pocos que han sobrevivido a la quema, y el ala-pívot del Power Electronics Dusko Savanovic son, con 27 años, los más veteranos de un conjunto insultantemente bisoño y prometedor. El más joven del roster del conjunto eslavo es el baskonista Nemanja Bjelica, a quien Ivkovic ha concedido confianza y titularidad pero que por el momento ha rendido muy por debajo de las expectativas generadas.
Hace un año, en Polonia, Ivkovic condujo a este grupo al subcampeonato europeo. Contra todo pronóstico, Serbia volvió a entrar en la aristocracia del Viejo Continente, aunque sucumbió en la final ante un equipo mucho más rodado, capitaneado entonces por Pau Gasol.
El ala-pívot de los Lakers no podrá contener esta tarde el empuje de un equipo que rezuma talento pero que tiene en el lanzamiento exterior su talón de Aquiles. Habrá otro Gasol sobre la cancha, Marc, que ha entrenado bajo mínimos a lo largo de los últimos días. El pívot de los Grizzlies padece una amigdalitis aguda, que unida a los problemas musculares de Felipe Reyes y al bajo rendimiento de Garbajosa sitúan a Scariolo en la tesitura de replantearse sus inamovibles rotaciones. El técnico transalpino se quitó el corsé el sábado ante Grecia, en un duelo en el que España volvió a parecerse a España.
El campeón del mundo se mirará en el espejo, y se verá rejuvenecido. Sin embargo, la experiencia pesa en competiciones de este calibre. Si Scariolo vuelve a pulsar las teclas adecuadas, el magnicidio puede postergarse, como mínimo, hasta el Europeo de Lituania. Serbia espera el relevo. El futuro llama a la puerta.