LÍBANO Fahed (7), Mahmoud (5), Abdel-Nour, Freije, y Vroman (22)-cinco inicial- Stephan, Kanaan (3), Akl, Fakhreddine (3), Reda, El Khatib (10) y Rustom (7).

ESPAÑA Rubio, Navarro (5), Fernández (7), Garbajosa (7) y Marc Gasol (25) -cinco inicial- López , Llull (6), Reyes (8), Mumbrú (9), Vázquez (15), Claver (6) y San Emeterio (3).

Parciales 22-21, 10-22, 29-15 y 19-10.

Árbitros Srdan Dozai (CRO), Luigi Lamonica (ITA) y Heros Avanesian (IRL)..

Pabellón Izmir Halpakinar Sports Hall.

Marc Gasol rescató ayer a España de lo que podría haberse convertido en la versión moderna del angolazo. El pívot de los Grizzlies sacó tajada de su poderío en la zona para finiquitar un partido que se había complicado de manera increíble ante un grupo de amigos, una banda sin talento, que por momentos llegaron a creer en milagros. España sumó ante el Líbano su segunda victoria en la primera fase de un Mundobasket que, o mucho cambian las cosas, o abandonará antes de lo previsto. A pesar del triunfo, obligado, ante una de las cenicientas del grupo, el combinado que dirige Sergio Scariolo volvió a exhibir los síntomas de descomposición que propiciaron las dos derrotas que pueden complicarle la vida en los cruces.

La endeblez mental de este equipo plagado de jugadores fuera de forma o de época volvió a quedar patente ayer ante un rival que cerró el primer cuarto del duelo con ventaja en el marcador (22-21). Con un Ricky apagado, aterrado ante la responsabilidad que recae sobre sus espaldas, España vagó sin rumbo, defendió con más ansias que cabeza y volvió a regalar demasiados rebotes ofensivos a su rival. Horrible en el tiro (concluyó el choque con un paupérrimo 6 de 26 en triples), sin ideas para explotar su evidente ventaja en el juego interior y con demasiadas pérdidas, el equipo español permitió que los libaneses le tutearan hasta bien entrado el segundo cuarto.

Con una defensa zonal más propia de una liga de infantiles que de un Campeonato del Mundo, Tab Baldwin cortocircuitó el ataque de los españoles y provocó que salieran a la luz las angustias con las que están compartiendo su estancia en Turquía. Rostros de preocupación y desconfianza en el tiro condujeron el duelo a unos guarismos extrañamente igualados cuando se aproximaba el descanso (32-31 para Líbano en el minuto 17). La irrupción de Gasol, que junto a Navarro se cargó el equipo a las espaldas, varió el guión y evitó el drama cuando ya había comenzado la segunda mitad.

scariolo despierta Sólo entonces, casi veinticinco minutos después de que arrancara el choque, Scariolo comprendió lo que para todos resultaba obvio: nadie en el combinado libanés podía frenar a Marc cerca del aro. El pívot catalán se hinchó a anotar y poco a poco las ventajas se aproximaron a la lógica. El rival seguía capturando rebotes, el juego en absoluto resultaba fluido y la defensa, como se verá ante rivales de mayor entidad, continuaba haciendo aguas por todos los flancos. Pero la contundencia y sencillez con las que el mediano de los Gasol destrozó la impotente resistencia de los interiores libaneses devolvieron cierta dosis de autoestima a los jugadores de La Roja.

A partir de ahí, el duelo se convirtió en un paseo terapéutico, en un balón de oxígeno para un equipo, ya clasificado para octavos, que hoy cerrará la primera fase ante Canadá. Pero incluso en este escenario, en un partido roto y dispuesto para el lucimiento, hubo espacio para sacar conclusiones, la mayoría deprimentes, sobre el estado de varios de los componentes de la que, decían, era la principal candidata junto a Estados Unidos para lograr el oro.

Aunque con el partido completamente resuelto, tanto Vázquez como Claver le mandaron un mensaje a Scariolo, que sigue empeñado en conceder a Garbajosa un papel protagonista que, ni en su club ni en los últimos torneos con la selección, merecería. El pívot gallego del Barça tomó el testigo de Gasol y, con una hoja de tiro perfecta, acabó por hundir a los libaneses, que ya con menos fortuna en los lanzamientos imposibles y superados en el rebote, se desangraron hasta ceder un marcador que, de no ser por el último cuarto, podría calificarse de exagerado.

España afronta esta tarde (15.00 horas) lo que debería ser un nuevo trámite, pero que en realidad se ha convertido en otra oportunidad para recuperar la confianza. A pesar de las preocupantes señales que arroja el equipo de Scariolo, ya el año pasado logró remontar una situación similar, con un juego no mucho mejor, para ganar el Europeo.