En la reunión de directores de hoy, víspera de que la Vuelta arranque en Sevilla, 13 kilómetros de crono por equipos bajo el embrujo de la noche andaluza, la luna bañándose en el Guadalquivir, las palmas y la voz desgarrada que corren por el barrio de Triana, el sopor, ¡buff!, el sopor, el aire salido del mismo infierno, Javier Guillén, director de la ronda estatal, la empresa que absorbió el Tour de Francia hace un par de años, les enseñará a los responsables de los 22 equipos un bidón rojo con el anagrama de la Vuelta y les hablará de renovación. Les dirá que ese trozo de plástico, biodegradable en esta ocasión, no se puede arrojar al abandono de cualquier cuneta, como en los últimos 74 años, toda su historia, de la Vuelta. Les pedirá que el papel de plata que envuelve la comida de los ciclistas no se lo entreguen al viento. O que la piel del plátano no acabe empotrada en el asfalto y el plástico de las barritas energéticas perdido en algún campo de trigo. Les hablará, en definitiva, de un nuevo concepto: la Vuelta sostenible. Y todo porque, principalmente, los dos grandes patrocinadores de la carrera son este año el IDEA (Instituto para la Diversificación y el Ahora de Energía), que firma el "nuevo" maillot rojo que ya se utilizó en 1945 y que sustituye al oro que vestía al líder desde 1999, y la empresa Kawarna, dedicada a los servicios energéticos, dos abanderados de la sostenibilidad, del ahorro energético, lo que no deja de resultar paradójico, pues la primera novedad de la Vuelta que patrocinan es una crono por equipos nocturna que estará iluminada de manera artificial. "Eso sí", se apresuraron a corregir representantes de ambos entes, "serán focos con bombillas Leds". Lo más sostenible en iluminación.
Lo que ilumina la Vuelta, un hilo de luz finísimo, lo que la sostiene, un equilibrio delicadísimo, es la innovación, la querencia a descubrir nuevos lugares que imanten al pueblo, entregado al fútbol, al tenis, a la Fórmula Uno, las motos, el baloncesto… Luego, llega el ciclismo. Lento. A pedales. A la Vuelta, mucho más que al Tour, claro, le cuesta reenganchar a aquellos fieles descreídos. Por eso se rebana los sesos. Por eso innova y materializa viejos sueños, como aquel de Enrique Franco, legendario director de la carrera. Y coloca, por eso, el final de la Vuelta, 20ª etapa, en la Bola del Mundo, el Ventoux español, una atalaya sobre Madrid que fustiga el viento gélido en invierno e infernal en verano, coronada por un repetidor de televisión al que para subir hay que trepar por un muro de tres kilómetros desde la cima de Navacerrada que alcanzan, el asfalto de cemento rayado, los límites de la verticalidad. La modernidad, que decía Guillén, las cuestas del 23% repartidas por la península que la Vuelta debía transitar. Por eso descubre el Rat Penat, cuatro kilómetros insufribles en Castelldefels, camino de Vilanova y la Geltrú, la décima meta de la Vuelta. O la explosiva cuesta de Peña Cabarga, en Santander. O el inédito Coto-Bello, la montaña barrenada, el corazón negro, el puerto donde perfila su forma el campeón olímpico Samuel Sánchez, menos sublime que la Bola o el Rat, pero decisivo, quizás más que ninguno, porque en su cima minera acaba la etapa reina, la tortuosa travesía por la Asturias quebrada, el vuelo por San Lorenzo y La Cobertoria.
Seis cumbres, una vuelta En seis cimas se decide la Vuelta: Xorret del Catí (8ª etapa); Vallnord (11ª); Peña Cabarga (14ª); Lagos de Covadonga (15ª); Coto-Bello (16ª) y la Bola del Mundo (20ª). Y en la crono de 46 kilómetros por los viñedos de Ribera del Duero (19ª). "Pero lo ideal, lo que deseamos", dice Abraham Olano, último vasco en ganar una grande, la Vuelta de 1998, la carrera que ahora diseña junto a Gillén y Paco Giner, "es que todo se decida en la Bola. Allí debería llegar un puñado de favoritos, todos en un pañuelo. La Vuelta está diseñada para eso".
Y para el espectáculo. Desde la primera semana, la Vuelta es pura emoción. No cuentan los esprinters. "El sprint es bonito, tiene su arte, pero es algo que se limita a los últimos kilómetros, a la preparación pura de ese final, lo que puede hacer que el resto de la etapa tenga menos aliciente", explica Olano. Así que en la tercera etapa, 37 kilómetros antes de Málaga, se subirá el puerto del León, de primera, y la meta estará colgando del Castillo de Gibralfaro, un repecho duro de kilómetro y medio; para llegar a Valdepeñas de Jaén, cuarta etapa, también un final duro en cuesta, habrá que sobrevivir antes al alto de Valdepeñas de Jaén, de segunda, a seis kilómetros del final; y lo mismo sucede en Murcia con la Cresta del Gallo, donde se destapó Beñat Intxausti el año pasado; o en Alcoy con 90 kilómetros finales terroríficos, un perfil quebradísimo, seis puertos de segunda y tercera categoría.
El cambio del ciclismo "Todo cambia", dice Olano; "y el ciclismo no es una excepción. No podíamos seguir corriendo por autovías. Eso no gusta. No engancha". Antes que la Vuelta, lo entendió el Giro, Angelo Zomegnan y sus héroes, los ciclistas cubiertos del barro fino de las pistas blancas de la Toscana; y el Tour, con su semana de acción por la tierra de Merckx, los repechos de la Lieja-Bastogne-Lieja, o la explosión emotiva sobre el infierno de piedra, los sacrificados adoquines de la París-Roubaix, la meta de polvo en la mina de Arenberg. El ciclismo ha cambiado, se repite Olano. Y como muestra, recuerda que en dos de las últimas tres grandes, Vuelta de 2009 y Tour de 2010, el ganador final se ha quedado sin vencer en una etapa. "Eso antes era extraño", dice el guipuzcoano como antesala de la justificación de que las bonificaciones subsistan en la Vuelta (20, 12 y 8 segundos en meta; 6, 4 y 2 en los esprines intermedios). "No queremos amiguismos ni finales de etapa en el que los favoritos no disputen", apunta el de Anoeta.
Y, aunque no lo dice y quizás lo piense, no quieren abrazos como el que protagonizaron el pasado julio en el Tourmalet Alberto Contador y Andy Schleck, encariñados. No en la Bola del Mundo, el sueño de Enrique Franco que ha asfaltado Javier Guillén, las rampas del 23%, la modernidad, la bandera de la innovación de la Vuelta que viste a su líder de rojo en esta edición y que arranca mañana en la ciudad de Sevilla, de noche.
LA VUELTA ETAPA POR ETAPA
EtapaTipoFechaSalida y llegadaDistancia
1 Crono equipos Sábado 28 de agosto Sevilla > Sevilla 13,0 km
2Llana Domingo 29 de agosto Alcalá de Guadaíra > Marbella 173,7 km
3 Montaña Lunes 30 de agosto Marbella > Málaga 157,3 km
4 Llana Martes 31 de agosto Málaga > Valdepeñas de Jaén 183,8 km
5 Llana Miércoles 1 de septiembre Guadix > Lorca 198,8 km
6 Llana Jueves 2 de septiembre Caravaca de la Cruz > Murcia 151,0 km
7 Llana Viernes 3 de septiembre Murcia > Orihuela 187,1 km
8 Montaña Sábado 4 de septiembre Villena > Xorret de Catí 190,0 km
9 Montaña Domingo 5 de septiembre Calpe > Alcoy 187,7 km
Descanso Lunes 6 de septiembre
10 Llana Martes 7 de septiembre Tarragona > Vilanova i la Geltrú 175,7 km
11 Montaña Miércoles 8 de septiembre Vilanova i la Geltrú > Andorra (Pal) 208,4 km
12 Llana Jueves 09 de septiembre Andorra la Vella > Lleida 172,5 km
13 Llana Viernes 10 de septiembre Rincón de Soto > Burgos 196,0 km
14 Montaña Sábado 11 de septiembre Burgos > Peña Cabarga 178,0 km
15 Montaña Domingo 12 de septiembre Solares > Lagos de Covadonga 187,3 km
16 Montaña Lunes 13 de septiembre Gijón > Cotobello 181,4 km
Descanso Martes 14 de septiembre
17 Crono Miércoles 15 de septiembre Peñafiel > Peñafiel 46,0 km
18 Llana Jueves 16 de septiembre Valladolid > Salamanca 148,9 km
19 Llana Viernes 17 de septiembre Piedrahita > Toledo 231,2 km
20 Montaña Sábado 18 de septiembre San Martín de Valdeiglesias > Bola del Mundo 172,1 km
21 Llana Domingo 19 de septiembre San Sebastián de los Reyes > Madrid 85,0 km
Vallnord, Peña Cabarga, Xorret del Catí, Lagos de Covadonga, la Bola del Mundo y Cotobello decidirán la Vuelta
"No queremos amiguismos ni finales de etapa en los que los favoritos no disputen", señala Abraham Olano
vuelta"10 comienza mañana