EnSuecia, cuando el siglo XX pasaba su ecuador, curtido de guerra ydolor, nacía una estrella. Un ángel de piernas torcidas. Era Garrincha,el extremo derecho que acompañaba a Pelé en sus acometidas. La alegría del pueblole apodaron. Sin embargo, en esa constitución endeble se escondía elalma de un niño. Un chaval criado en las favelas. En Pau Grande,mediada la década de los treinta, el dinero no sobraba. Era un pueblohumilde, pobre, en el que las camas eran compartidas por sietehermanos. Una de ellos le puso el mote al magnífico futbolistabrasileño, Garrincha, como una clase de ave fea, torpe y veloz, queMané se encontró con 12 años. Desde entonces nada le quitó el mote, nila ilusión. No importaron ni las piernas torcidas, la columna malcolocada, ni la poliomielitis, ni siquiera haber nacido para dejarse lapiel en una fábrica para solamente tener un trozo de pan que llevarse ala boca, nada le hizo claudicar. Al extremo le hizo falta una pelotapara encontrar a La alegría del pueblo y su propia felicidad. Murió entre los grandes.

Haceun par de meses, Steven Piennar, en Johannesburgo, evocaba las callesque le vieron crecer. "En mi barrio había más pistolas que balones",señaló el delantero. Hablaba de Westbury, una zona de la ciudad máspoblada de Sudáfrica. "Las pistolas están a la orden del día, hay muchadroga, tráfico de cualquier cosa... Hay todo lo que no te gustaríatener para tus hijos cuando crecen", admite. Sin embargo, él creció.Pese a todo, Steven se forjó una identidad propia, alejada de lascalles. "Me salvaron el fútbol y mi madre, que trabajaba duro limpiandosuelos, porque mi padre tenía graves problemas con la bebida". Mientrasgerminaba el joven Piennar vendía periódicos o hacía recados, tambiénjugaba al fútbol por caramelos. Y terminó por despuntar. Llegó elEverton y todo lo demás, pero, "el fútbol me lo enseñó la calle",señaló el sudafricano.

Y de lacalle ha pescado el Manchester United. Su última adquisición provienedel Vitoria de Guimaraes. Tiago Manuel Dias Correia, Bebé, es la nuevacara del bloque de Ferguson.

Al igualque Garrincha y Piennar, el luso no tuvo una vida fácil. Nacido enCacém, en las afueras de Lisboa, el fornido punta pasó gran parte de suinfancia, solamente tiene 20 años, en un centro de familiasdesestructuradas, el Casa do Gaiato. Asimismo, había pasado etapas enlas calles. Su pasión era el fútbol. Sin embargo, el futuro es negrocuando no tienes un hogar. Tampoco es fácil cuando has perdido losreferentes familiares. De esta manera, el lisboeta alcanzó la mayoríade edad. Entonces, en un Mundial sub"19 de sin techo -HomelessWorld Cup-, hace dos cursos, Bebé deslumbró. El talento que habíaestado amasando el fornido delantero explotó y fue un bloque de SegundaB el que se hizo con sus servicios, captándole de los juveniles delLoures. El jugador fue descubierto por el Estrela de Amadora.

Laconfianza depositada en el delantero no lastró su categoría y volvió adejar notar su presencia. Su magnífica capacidad física (1,90 metros),calidad técnica y velocidad despertaron el interés del Guimaraes, de lamáxima categoría lusa, quien se hizo con sus servicios hace solamentemes y medio. Todo ello con solamente una temporada en 2ª B, donde sedesenvolvió a la perfección como punta nato y en posiciones másretrasadas, haciendo labores de mediocampista ofensivo, donde hacemucho daño por su llegada.

Deinmediato, Emilio Macedo, presidente de la escuadra portuguesa, colocóla etiqueta del precio sobre Bebé: nueve millones de euros. "Puede serun caso serio en el fútbol internacional. Nunca vi un jugador con esascaracterísticas", admite el mandatario. En solamente cinco amistosos,Queiroz, seleccionador luso, echó el ojo al lisboeta, llamóinmediatamente a Ferguson y éste ha labrado su fichaje pagando lacláusula de rescisión. Nueve millones de euros por aquel espigado lusoque jugó el Mundial sin techo. Y es que el talento duerme en cada esquina, incluso entre cartones.