Budapest. Rafa Muñoz y Duane da Rocha, dos nadadores de carreras dispares, lograron en Budapest sendas medallas continentales, oro en los 50 mariposa masculinos y bronce en los 200 espalda femeninos, en un ejercicio de superación de si mismos.

Tras los Mundiales de Roma de 2009, donde consiguió dos medallas de bronce en 50 y 100 mariposa, Muñoz desapareció del mundo de la natación, con ganas de desconectar de su deporte y con el récord del mundo en su poder.

Tal fue su desconexión que se olvidó rellenar los protocolos de la Federación Internacional (FINA) que obligan a los deportistas a dar cuenta de su paradero a efectos de los controles antidopaje. La semana pasada, en Budapest, tuvo que comparecer ante el Panel Antidopaje de la FINA, que, finalmente, le quitó uno de los avisos después de que sus abogados y un psicólogo alegaran un cuadro depresivo en el último trimestre de 2009.

Le podía haber caído una sanción de un año que le habría llevado, quizás, a la retirada. Pero volvió a entrenarse, cambió Marsella por Barcelona, y ya en abril hizo la mejor marca del año e los 50 mariposa, 23.45.

Sólo él pudo establece otra mejor marca anual, ayer en las semifinales, 23.15. Hoy en la final paró el crono en 23.17.

Rafa, de 22 años, también calló hoy otras bocas: las que achacaban su récord mundial, 22.43, a los bañadores fabricados con derivados de los polímeros y hoy ya prohibidos. Cabe preguntarse: Si hace el mejor tiempo con bañador de "plástico" y con el textil con el que ahora nadan todos, ¿no será el más rápido?. Claro que es más lento que el año pasado, pero es que todos son más lentos. En lo que va de 2010 nadie ha batido un récord del mundo.

Por si hubiera alguna duda, Muñoz ha conseguido con su tiempo de hoy el tercer mejor crono con bañador textil en toda la historia de la natación.

El español tuvo en la salida el quinto mejor tiempo de reacción, pero pronto tomó la cabeza y sólo el francés Frederick Bousquet fue capaz de seguirle hasta tocar el muro. El galo le apretó mucho y sólo cuando aparecieron los tiempos en la pantalla se supo que era medalla de oro. "Vamos", grito lleno de alegría al ver sus 23.17 frente a los 23.41 de Bousquet y los 23.43 del ruso Evgeny Korotyshkin, medalla de bronce.

Da Rocha es, de momento, la sorpresa del equipo español en Budapest. Hace dos años, cuando no se clasificó para Pekín 2008, tras haber sido mundialista en Montreal 2005 se planteó dejar la natación.

Hoy, sólo se vio superada por dos británicas, Elizabeth Simmonds, medallista de oro, con 2:07.04, y Gemma Spofforth, plata, con 2:08.25.

La nadadora de Málaga ha tenido una carrera llena de altibajos en los últimos años y partía con el mejor tiempo de las clasificadas. Esto, según declaró posteriormente, le impresionó y le puso todavía más nerviosa pues nunca había llegado a una final internacional de este nivel.

La española no se dejó llevar por Simmonds, en la calle 5, que impuso rápido un ritmo superior y se destacó. El primer largo lo hizo en la cuarta plaza y los otros tres ya en la tercera, pero muy apurada en los últimos metros por la alemana Jenny Mensing, cuarta por la calle 2, y por la holandesa Sharon Rouwendaal, quinta por la 7, y a las que las española no podía divisar dada su situación.

Da Rocha, nacida el 7 de enero de 1988, salvó la segunda medalla de la natación española por un segundo cuando ya estaba extenuada, en la carrera, según reconoció ella misma, más dura de su vida.