Vitoria. Brasil se antoja imparable a poco que sus jugadores puedan hilar alguna jugada de fantasía. Cuando encuentran un espacio, destrozan a su presente rival sin ningún tipo de miramiento. Bielsa, el seleccionador del equipo chileno, se habia jugado los cuartos a maniatar a los brasileños, a estropear su jogo bonito. Y le salió mal. Todos sus planes, si es que tenía alguno, se desmoronaron cuando apenas se había cumplido media hora de juego. Un testarazo de Juan tras el saque de esquina a cargo de Maicon y una combinación primorosa entre los jugadores Robinho y Kaká, rubricada por un no menos impresionante Luis Fabiano, dejaba los octavos finiquitados antes del descanso. En la segunda parte, Chile amagó con apretar. Su pretendido empuje fue aprovechado por Robinho para engordar el marcador al contragolpe.