El año pasado se quedó fuera del equipo de Euskaltel para el Tour, pero ahora podrá resarcirse con su quinta presencia en la ronda gala. ¿Lo esperaba?

Bueno, ha sido algo que se ha fraguado poco a poco. Desde el principio de temporada estaba en el equipo de candidatos para ir al Tour y sabía que tenía que hacerlo bien. Es un premio al trabajo de todo el año, en el que creo que lo he ido haciendo bastante bien. Ahora, en la Dauphiné Libéré he tenido también sensaciones muy buenas, y al final Igor (González de Galdeano) ha visto que tengo condiciones para ir y ayudar al equipo.

Cuando uno afronta su quinto Tour, ¿lo hace con la misma ilusión que en los anteriores?

Lo afronto con la tranquilidad de haber corrido y terminado ya cuatro y haber echo un trabajo bastante bueno en alguno de ellos. Tengo nervios, como es lógico, porque aunque hayas hecho otros cuatro más es una carrera especial. Sabes que todo el mundo te está mirando y los amigos y la familia están más pendientes de ti. Eso te pone nervioso, quieras que no.

¿Y sus expectativas personales son las mismas que en las ediciones anteriores?

Sí, yo siempre voy con la idea de ayudar al equipo y de poder entrar en fugas para contribuir a que el equipo esté más tranquilo atrás y no tenga que trabajar en algunas etapas. Si, además, puedo rematar algunas, mucho mejor. Pero el objetivo del Euskaltel tiene que ser ganar una etapa y meter a Samu (Samuel Sánchez) delante. Luego, cualquiera de nosotros puede ganar una etapa, porque llegamos bien y sólo necesitaremos un poco de suerte.

Después de enlazar cuatro ediciones consecutivas (de 2005 a 2008), ¿fue una decepción para usted quedar fuera del pasado Tour de Francia?

No, a estas alturas el Tour no me quita el sueño. Los primeros años quieres ir porque es lo que esperas alcanzar al menos una vez en tu vida. Cuando ya lo has visto y lo conoces está bien correrlo, te hace ilusión, pero tampoco es una decepción quedar fuera como me ocurrió a mí el año pasado. Hay muchas más carreras y otros objetivos.

Pero entiendo que la ilusión siempre está ahí.

Eso está claro. No es como la ilusión de la primera vez, pero es una carrera especial porque a todo el mundo que te rodea también le hace ilusión. Lo que ocurre es que a veces parece que es la única carrera que existe. Te pasas todo el año corriendo un montón de carreras pero las demás parece que la gente hace como si no existieran. Pero el Tour es el Tour, y quieras o no te da un plus de nerviosismo que, por otra parte, creo que es bueno. Si no vas nervioso al Tour... malo.

¿Su veteranía es su principal baluarte en el equipo ante una cita tan importante?

Sobre todo, mi tarea será ayudar a Samuel en las primeras etapas, que son los días de más nervios y, a partir de ahí, en las etapas de montaña el equipo tiene que tener protagonismo. Sin embargo, aunque yo sé que las de montaña no son etapas para mí, creo que puedo hacerlo bien algún día, meterme en alguna fuga y echar una mano a cualquier compañero si hace falta.

Su compañero Samuel Sánchez dijo hace unos días que todo se decidirá en las jornadas de los Pirineos. ¿Está de acuerdo?

Como todos los años, todo se decidirá en los Alpes y los Pirineos. Algunos años cambia el orden, pero los que vienen al principio desgastan y en los del final se decide la carrera. Este año toca Pirineos, con etapas muy duras que van a marcar diferencias. Será duro, como en otras ocasiones.

Comenta que el recorrido es similar al de siempre, ¿los rivales también son los mismos?

Sí, estarán Contador, Armstrong, los hermanos Schleck, Menchov... Como equipos, el Radioshack tiene un equipazo, con mucha gente capaz de estar entre los diez primeros de la clasificación general, aunque tendrán que apostar por uno, que será Armstrong. El Saxobank está fuerte, el Astana de Contador, que en la Dauphiné demostraron que funcionan bien como equipo... No será fácil.

"En Euskaltel hemos sido muchas veces quinto o sexto, pero no me conformo con eso". Son palabras recientes de su jefe, Igor González de Galdeano. ¿La presión es cada vez más grande para el equipo, tanto dentro como fuera?

Sí. La realidad es que el equipo ha progresado. Al principio íbamos al Tour a ver lo que había, pero se han ido logrando etapas y siempre hay que marcarse objetivos mayores. Por eso, todos los años se pide más al equipo. Hay que tener en cuenta que es muy difícil, pero bueno. Vamos a intentar ganar una etapa y dejar a Samu lo más delante posible.

Además, ustedes van a contar de nuevo con un plus que otros equipos no tendrán: el apoyo de miles de aficionados "naranjas".

Sí, sabemos que en los Pirineos nos va a apoyar mucha gente, y el resto de equipos también lo sabe, por eso los demás siempre cuentan con que nosotros vamos a controlar la carrera y jugar nuestras bazas durante esos días. Ya ha ocurrido muchas veces, nos dejan la responsabilidad en los Pirineos porque saben que allí queremos hacerlo bien y demostrar a nuestra afición lo que somos capaces de hacer.

¿Cómo llega a este Tour?

En la Dauphiné Libéré me encontré muy bien aunque llevaba desde Normandía sin correr, que era bastante tiempo, y pensaba que podía acusar un poco la falta de competición, pero en las etapas que me venían bien estuve en alguna fuga y en una casi llegamos a meta.

Después de Francia, ¿qué le espera el resto de temporada?

El Tour marca la temporada de cara al calendario de después. Si acabo con fuerza se puede plantear correr también la Vuelta a España. Si no, habrá otras carreras. Todo depende del nivel que dé en el Tour, tanto de cara a este año como al siguiente.

Así que no descarta una sexta presencia en París.

Podría ser, pero ahora mismo no me lo planteo. Habrá que ver cómo rindo en éste, cómo acabo la temporada y si el equipo quiere contar conmigo, además de que tenga fuerzas para seguir.