GHANA, el único representante del fútbol africano en los octavos de final del Mundial, buscará hoy salvar el honor del continente negro en su duelo frente a Estados Unidos. Con las esperanzas de toda África a cuestas, los Black Stars de Ghana saltarán al terreno de juego en Rustenburgo para intentar repetir lo logrado ya en Alemania 2006, cuando enviaron a los estadounidenses a casa con una victoria en su último partido de la fase de grupos. "Ahora jugamos por toda África", destacó el volante ghanés Kevin-Prince Boateng de cara al encuentro. "Ghana es el que lleva el estandarte de todo el continente. Los hinchas africanos estarán detrás de nosotros cuando hagamos todo lo posible por llegar a los cuartos de final", agregó. El defensa John Paintsil, que se verá las caras sobre el césped con Clint Dempsey, su compañero en el Fulham inglés, mira incluso más allá: "Sabemos que si ganamos a Estados Unidos, nos enfrentaríamos a Uruguay o Corea del Sur en cuartos de final, y esos son partidos que podemos ganar".
Una de las principales preocupaciones de los africanos podría ser su poca efectividad. Ghana marcó sus dos goles en el torneo desde el punto de penalti, en ambas ocasiones de la mano de Asamoah Gyan, sin poder convertir ninguna de las ocasiones creadas. "Es un hecho que no hemos podido convertir goles de jugada, pero eso no significa que no podamos jugar", se defendió el volante del Inter Sulley Muntari. "Seguiremos trabajando en ello".
El técnico de Estados Unidos, Bob Bradley, señala por su parte que su equipo ya estaba preparándose de antemano para Ghana como posible rival, un "equipo talentoso, atlético, ágil". "Conocemos bien a varios de sus muchachos, los hemos estado observando y esperamos un partido realmente bueno", apuntó el seleccionador. Y el delantero Jozy Altidore piensa directamente en la revancha: "Varios jugadores estaban en el equipo de 2006 que fue derrotado por ellos. Todos entienden lo que significa el partido y lo importante que es para todos nosotros". Landon Donovan, el héroe que marcó el agónico 1-0 contra Argelia que catapultó a los norteamericanos a octavos, se declaró impresionado por la fuerza de los Black Stars pese a que juegan sin su gran estrella, el centrocampista del Chelsea Michael Essien, que no ha podido acudir a Sudáfrica por culpa de una lesión. "Será un equipo muy complicado. Su gran forma física será el principal problema al que haremos frente", dijo Donovan, el astro de su equipo. El arquero Tim Howard cree, por su parte, que el partido a todo o nada les vendrá bien a los estadounidenses. "Pienso que si hacemos en colectivo las cosas de las que hemos hablado, defendiendo en conjunto, mostrándonos compactos, el partido irá a nuestro favor", remató.
Ánimos desde la Casa Blanca El seleccionador estadounidense, Bob Bradley, aseguró ayer, además, que él y su equipo se sintieron conmovidos con las felicitaciones del presidente Barack Obama por la victoria por 1-0 ante Argelia. El triunfo, que llegó en el último minuto del partido gracias a un gol de Landon Donovan, les aseguró los octavos de final. "Estamos todos honrados con que antes de un gran partido hayamos recibido una llamada del presidente Obama", dijo Bradley. "Visitamos la Casa Blanca hace unas semanas y fue un momento especial, pero que él mantenga el contacto es aún mejor", añadió.
Bradley admitió asimismo estar impresionado con los conocimientos de fútbol de Obama, o al menos de lo bien informado que ha estado. "Incluso preguntó cómo estaban las costillas de Tim Howard", indicó. El arquero titular de los estadounidenses se lesionó las costillas en un choque con Emile Heskey en el primer partido de Estados Unidos, contra Inglaterra. El equipo norteamericano también se reunió con el ex presidente Bill Clinton, quien estuvo en Pretoria para ver la victoria ante Argelia. Bradley dijo ser consciente de que Ghana, que tendrá el apoyo local como el único equipo africano que sigue en competencia, será un duro rival.