Vitoria. Alberto Gorriz (Irun, 16-II-1958) vistió toda una vida los mismos colores. Cuando su carrera en la Real Sociedad -es el futbolista que más partidos ha jugado con la camiseta txuri-urdin: 599- empezaba a entonar la despedida le llegó el momento de ser internacional y de jugar un Mundial. Luis Suárez le convocó para acudir a la cita de Italia"90, en la que España cayó contra Yugoslavia en octavos de final. Dos años antes ya había debutado con España, con 30 años. Bixio no olvida que jugó un Mundial y que, además, firmó un gol. A Bélgica en la primera fase. "Es lo máximo para un futbolista: marcar en un Mundial".

El suyo fue un caso peculiar porque debutó en un Mundial con 32 años.

Debuté con la selección española con 30 años y en el Mundial de Italia con 32. Se decía entonces que el seleccionador Luis Suárez quería un central que fuera bien por arriba y se hablaba de que dudaba entre Patxi Ferreira, del Athletic, yo y alguno más. Al final se decantó por mí y fui yo al Mundial. La verdad es que me llevé una sorpresa muy grande y fue para mí muy especial todo lo que viví.

¿Y cómo encara un veterano una cita mundialista?

Cuando eres joven y te llaman para la selección es que ya estás destacando, estás empezando a tirar para arriba en tu carrera. Yo era un jugador más de equipo y a nivel individual no destacaba. No pensaba que pudiera ir a la selección y la oportunidad me llegó al final de mi carrera y quise aprovecharla al máximo. Me lo tomé como un premio a mi trayectoria, lo que no quita que tuviera presión por debutar, que yo quisiera jugar, que no me bastara con ir convocado, quería participar.

¿Con qué se queda?

Es difícil quedarse con un momento. Me quedo con todo lo que viví. Empezando por los nervios que pasé ante esa lista definitiva de Luis Suárez. Porque no entraba en ninguna de las quinielas de la prensa de Madrid y de las demás partes del Estado y eso me desesperaba. Me daba rabia que después de haber jugado los partidos de clasificación no contarán conmigo para el Mundial. Pero al final el seleccionador me escogió y disfruté de todo al máximo desde el primer día. Luego, me quedo con la convivencia con aquel grupo, en el que además había muchos vascos, y tuvimos un gran ambiente. Y claro, también me quedo con el gol que marqué a Bélgica. Es lo máximo para un futbolista: marcar en un Mundial. Pero mi idea era poder debutar, algo que para mí no era fácil, era consciente, y al final pude ser titular. Yo quería poder jugar aunque fuera un solo minuto y poder decir: "He jugado un Mundial".

Pero España, una vez más, no completó un buen papel.

Recuerdo que perdimos en octavos contra Yugoslavia. Hicimos un partido bueno pero caímos en la prórroga. Y la sensación que te queda es que en un Mundial te lo juegas todo a una baza y que es muy fácil perder. Por cualquier cosa. De todas formas, fue un Mundial muy igualado. Había muy buen equipo y ambiente.