la brillante trayectoria de Eneko Llanos en los últimos años le ha convertido en uno de los mejores triatletas del mundo. El gasteiztarra es una referencia mundial en este deporte. Sin embargo, quizá lo que muchos no conozcan del vitoriano es que, antes de dedicarse de lleno al triatlón, el menor de la saga de los Llanos ya despuntaba en otras modalidades deportivas.
La habilidad de Eneko para cualquier tipo de deporte le permitió destacar en especialidades tan dispares como el judo, la pelota mano o la escalada. "Ha hecho todo lo que hacían sus hermanos y además para cualquier deporte tenía buenas aptitudes", relata Rosa Mari, la madre del triatleta. Un deportista multidisciplinar. Más allá de la bicicleta, la carrera a pie o la natación. "Le gustaban muchos deportes", añade.
Y despuntando además. De hecho, en su época de pelotari con la ikastola Ikasbidea acumuló bastantes trofeos. De chaval ya se las tenía con el también gasteiztarra Aitor Pinedo, que hasta hace unos años fue profesional. Por el camino se quedó un prometedor manista, pero nació un gran triatleta. "En los cuadros alegres se movía muy bien. Era un buen delantero", rememora José Mari.
Su padre recuerda también que, de pequeño, el menor de los tres hermanos -Hugo, Hektor y Eneko-, "era muy inquieto". Eso sí, su madre aclara que dentro de ese nerviosismo, el menor de sus tres hijos "es muy tranquilo y no se altera por nada". Esa es, en opinión de sus progenitores, una de sus virtudes. "Domina muy bien sus nervios".
Hay más. Ellos que le conocen bien destacan "su constancia y espíritu de sacrificio", cualidades básicas para estar entre la élite de un deporte tan exigente como el triatlón. "Es muy tenaz y muy constante y todo lo que se propone lo consigue, si sabe que lo puede conseguir", asegura con orgullo su madre. Rosa Mari no olvida la etapa de estudiante del menor de sus tres hijos. "Ya el andereño nos decía que era una persona muy responsable". Esa seriedad en la ikastola le permitió sacar adelante sus estudios.
De hecho, antes de dedicarse en cuerpo y alma al triatlón de una forma profesional, Eneko ya había sacado adelante los dos primeros cursos de IVEF, carrera que quizá retome una vez termine su etapa deportiva dentro de unos años. De momento, en el seno de la familia Llanos consideran que aún le queda cuerda para rato. El sueño de todos ellos, al igual que el del propio Eneko, es que pueda ganar algún día el Ironman de Hawai. "Es muy difícil, pero tiene muy buena cabeza y va a luchar por ello", confía Rosa Mari.
Tanto ella como José Mari, quien en su día fuera campeón de Álava de natación, fueron su gran apoyo en los primeros años. "No habremos hecho kilómetros en el coche para llevarles a las carreras", relata el progenitor de esta saga de deportistas. Al menos, disfrutaban con ellos y ahora más una vez que han visto hasta dónde han llegado. "La principal satisfacción es por ellos, que ves después de todo lo que han trabajado, porque esto es un trabajo, que están ahora ahí", comentan ambos orgullosos.
"NO HAN SALIDO DE NOCHE" Lo suyo les ha costado. Desde los 16 años que Eneko disputó su primer triatlón en Suances los sacrificios para llegar hasta ahí arriba han sido constantes. "Estos hijos no han salido de noche y para antes de las once y media ya estaban en casa". Había que descansar para estar en condiciones el día siguiente en la carrera.
Todo es importante para estar en plenitud. La alimentación también. Un aspecto éste último que en el caso de Eneko es especial. Y es que, a diferencia de buena parte de sus rivales, el triatleta vitoriano es vegetariano desde los 18 años por respeto a los animales. "No come nada que tenga ojos", aclara Rosa Mari.
Por todo ello, en casa en su momento se las tuvieron que ingeniar para que sus hijos, ya que Hektor sigue un régimen alimenticio igual, tuviesen la energía necesaria. "Su madre se tenía que inventar un buen número de recetas y meter muchas verduras. En su día se hizo una experta en comida vegetariana", recuerda José Mari.
Esta opción no le ha limitado a la hora de competir. Quizá el secreto de sus buenos resultados esté también en el exhaustivo descanso con el que el menor de los Llanos recupera fuerzas. "Era muy dormilón y sé que ahora, aunque un poco menos, también lo sigue siendo. Se quedaba dormido en cualquier sitio. El sofá, el suelo. Le daba igual y encima se podía pasar horas". Es Eneko. Un hombre inquieto, pero a su vez tranquilo como desvelan sus padres. "Es callado y quizá con los que no le conocen algo introvertido, pero es muy noble. Como sus otros dos hermanos".
Pausa fuera del deporte. La que no tiene cuando compite. Judo, pelota, escalada y natación en su infancia. Triatlón desde su adolescencia, deporte que compagina con el senderismo, esquí de fondo o surf cuando acaba la temporada. Sus otras pasiones. Apto para todas ellas. Es Eneko, el deportista multidisciplinar.