londres. Wimbledon sigue ahí, eterno, aferrado a la tradición y ajeno a lo que ocurre a su alrededor. El All England Lawn Tennis and Crocket Club y sus pistas de hierba, zonas libres de vuvuzelas, son un remanso de tranquilidad al que los mejores jugadores del mundo acuden con el respeto debido al torneo más antiguo del mundo -ya va por 124 ediciones-, pero con la incertidumbre que provoca una superficie que sólo pisan tres semanas al año. La única certeza, o casi, en Londres es que va a ganar Roger Federer.

El suizo abrirá mañana la Pista Central ante el colombiano Alejandro Falla en busca de su séptimo título en Wimbledon y de igualar a Pete Sampras. Pero Federer vuelve a tener una sombra tras de sí que amenaza de nuevo su reinado: Rafa Nadal. Hace un año, el tenista de Ginebra llegó a la hierba inglesa tras vencer en su primer Roland Garros y no se topó con su gran rival, frenado por los problemas físicos. Ahora, el de Manacor regresa a Wimbledon de nuevo en plenitud, con el número 1 del mundo bien agarrado y dispuesto a recuperar el trofeo que conquistó en 2008.

La batalla está de nuevo planteada, con algunos detalles a tener en cuenta. Federer aumentó las dudas con su derrota en la final de Halle ante el redivivo Lleyton Hewitt por el rendimiento que está ofreciendo desde el Abierto de Australia y una imagen que denota escasa pasión. Rafa Nadal llega tras caer ante Feliciano López en las semifinales de Eastbourne, donde sufrió algunos problemas en la rodilla que ha sanado con unos días de playa y amigos en su isla. No obstante, mañana comenzará otra historia de altura en la que el de Basilea ha recibido la prebenda de ser el primer cabeza de serie y ha tenido fortuna en el sorteo. En su camino se cruzará con especialistas en tierra hasta una posible semifinal ante Novak Djokovic o Andy Roddick.

El balear, en cambio, debutará ante el japonés Kei Nichikori, un producto de Nick Bolletieri y el primero de una serie de posibles rivales que se caracterizan por sus habilidades sacadoras y que inquietan a Nadal "porque no me van a dejar coger ritmo de juego". James Blake, Ernests Gulbis y John Isner le conducirían hasta llegar unos hipotéticos cuartos de final ante Robin Soderling y unas semifinales ante Andy Murray.

sin ingleses El escocés, que busca recuperar su mejor nivel de juego, vuelve a ser la esperanza del tenis británico, que sólo tiene dos representantes en su mejor torneo: el propio Murray y Jamie Baker, también escocés. Los puristas de Wimbledon se hacen cruces porque por primera vez en la historia no tomarán parte jugadores ingleses. El hecho de que ni siquiera con invitaciones se les haya abierto paso en el cuadro habla del nivel actual del tenis de las Islas. "Hay que reflexionar", pide Murray.

El torneo no acusará la ausencia de jugadores locales como tampoco la de otros que llevan algún tiempo lesionados como los argentinos Nalbandián y Del Potro, el francés Gasquet, el checo Stepanek y los croatas Karlovic y Ancic, dos tallos que habrían puesto en apuros a más de un favorito. Wimbledon, por encima del bien y del mal, sigue su curso y no espera a nadie. El año pasado arrinconó a Rafa Nadal y volvió a coronar a Roger Federer, que persigue su decimoséptimo Grand Slam. Pero la sombra del de Manacor es alargada.