Durban. La mejor generación de futbolistas españoles tiene ante sí un reto de proporciones tan grandes como las expectativas que ha creado. El sueño de la gloria mundialista alza el telón esta tarde para los hombres de Vicente del Bosque. Con el coqueto estadio Moses Mabhida -cuyo diseño se inspiró en una bandera de Sudáfrica- como escenario, España se enfrenta a la correosa Suiza (16.00 horas, Tele 5) dirigida por todo un ilustre de los banquillos como es el alemán Ottmar Hitzfeld.
Decir que España acude a la cita con el cartel de favorita es reincidir en un lugar común. La selección nacional, que con su debut en Sudáfrica se convierte en cincuentenaria en las fase finales mundialistas, nunca ha perdido contra el cuadro helvético en sus 18 enfrentamientos previos, el último saldado con un claro triunfo (3-0) en los octavos de final del Mundial de Estados Unidos en 1994.
Ni siquiera los problemas musculares de Andrés Iniesta, que se retiró con un edema en su muslo derecho del último amistoso ante Polonia en Murcia, parecen frenar la confianza de un bloque con alternativas y mimbres suficientes como para ocupar la primera plaza del grupo H casi sin despeinarse. Del Bosque ha trabajado con diferentes opciones a la vista de que, probablemente, optará por no forzar a Iniesta.
La fiabilidad de Juan Mata, la irrupción estelar de Pedro Rodríguez o la velocidad de Jesús Navas son valores seguros, aunque la opción más viable sería la entrada del centrocampista del Valencia, con el que ya probó seriamente en una sesión preparatoria en Potchefstroom. En Murcia, en cambio, fue Pedro el que suplió al jugador albaceteño. Del Bosque dejó entrever ayer la suplencia de Iniesta al asegurar que piensa "en el mañana" de la competición. Aunque parece que no lo tiene decidido, está más cerca de dejar en el banquillo a Iniesta antes que alinearle de titular. "Andrés se entrenó ayer bien y hoy lo ha hecho también. Hablaremos con los médicos y con él para tomar la decisión más oportuna. Pensamos en el mañana y también más lejos si avanzamos en el Mundial, por eso no queremos perder a nadie", manifestó en la rueda de prensa oficial previa al partido.
El manejo del balón, el toque y la posesión son las armas que volverá a emplear el conjunto español, al que espera un equipo suizo que ha anunciado las ausencias de dos hombres clave, el delantero Alexander Frei, su capitán y principal artillero, y el centrocampista Valon Behrami. El tobillo del atacante y el muslo del medio del West Ham aconsejan reposo, por lo que serán dos preocupaciones menos para los jugadores de Vicente del Bosque. Suiza quiere sacarse la espina de Alemania 2006, edición en la que se marchó tras los octavos de final sin encajar gol alguno. Logró el pase a Sudáfrica con solvencia, por delante de Grecia, y en los amistosos ha ido a más consiguiendo incluso igualar a uno ante Italia.
Hitzfeld ha conseguido ir armando un equipo que mezcla veteranía y juventud y en el que el armazón defensivo, con el hispano-suizo Philippe Senderos como referencia, es determinante. Si Suiza consigue algún punto sería visto como una gran sorpresa. No sólo porque España es clara favorita en cualquier circunstancia, sino por las citadas ausencias. Así las cosas, no se espera un acto de valentía por parte de Hitzfeld, a juzgar por sus palabras del lunes: "Debemos estar preparados para jugar al límite, ser compactos y, si es necesario, defender con nueve jugadores".
España, que contará con el apoyo de unos 3.500 aficionados desplazados expresamente para la ocasión, ha llegado a Sudáfrica tras encadenar doce triunfos consecutivos. Ahora falta por ver si está dispuesta a aceptar el reto de ser favorito. Suiza es su primera parada en este viaje.