Mundialista en italia"90, estados unidos"94 y francia"98
Con 20 años, Rafa Alkorta (Bilbao, 16-9-1968) se llevó el alegrón de su vida cuando el entonces seleccionador estatal Luis Suárez le convocó para el Mundial de Italia. ¡Quien le iba a decir entonces que disputaría otras dos citas mundialistas!
¿Con qué momento se queda de los tres Mundiales?
Para mí el momento fue cuando Luis Suárez dio la lista para el Mundial de 1990. Yo sólo había jugado un amistoso en Canarias de España contra jugadores de la Liga e íbamos en el autobús para el homenaje a Manolo Delgado Meco en su pueblo, en Alcázar de San Juan, y por la radio escuchamos que el seleccionador dijo mi nombre. Fue un momento muy emocionante. Nadie nos lo esperábamos y nos pusimos todos a aplaudir.
Le pasó algo parecido a lo que le ha ocurrido a Javi Martínez ahora.
Sí. Para mí fue uno de los momentos más bonitos de mi vida.
¿Y qué es lo que más le sorprende al novato cuando llega a la concentración de España?
Fue la calidad futbolística de ese grupo en el que estaba La quinta del buitre. Y yo pensaba que tenía que dar un paso al frente para estar a la altura. Y luego, se portaron muy bien conmigo. Iba de la mano de Genar Andrinua, que ya tenía peso en el vestuario, y me protegieron.
En Estados Unidos ya fue distinto.
Ya tenía más bagaje, era más veterano y era titular. Lo afrontaba de otra manera. Allí viví uno de los peores momentos de mi carrera por el partido contra Italia. Éramos un equipo de menor calidad que el de ahora pero más agresivo, más físico, estábamos a la altura de Alemania e Italia, pero nos faltó ese poco de suerte y que Puhl pitara el codazo de Tassotti a Luis Enrique que habría sido penalti y expulsión. Es de los tres momentos de mi carrera que tengo grabados: entrar en el vestuario y ver a Luis Enrique llorando con la camiseta blanca llena de sangre y todo el mundo llorando de impotencia.
Eran muy buen equipo pero os llovían las críticas?
Sí, por todos lados (risas). Pero era por hacerle daño a Javi Clemente. A nosotros nos hacía gracia porque creían que eso nos afectaba pero no era así porque nosotros estábamos a muerte con él. Éramos un equipo que no necesitábamos tener la posesión de balón de la selección de ahora. Practicábamos otro tipo de juego tan válido como el de ahora.
El Mundial de 1994 fue el de las tiritas en la nariz.
¡Y el de las perillas! Unos cuantos íbamos así. Yo estaba convencido de que poniéndome la tirita en la nariz respiraba mejor y funcionaba mejor.
En Francia llegó la decepción muy pronto, ¿no?
Fue un Mundial muy raro. Dejamos de ser un equipo agresivo para ser de otro corte con la llegada de hombres como Alfonso, Raúl, Morientes? más técnicos. Estaba empezando a girar al equipo que es ahora. Y perdimos el primer partido contra Nigeria por un cúmulo de cosas. Pero con un 2-1 no podíamos perder ese partido nunca y cuando pierdes en el estreno el segundo partido lo encaras con más tensión y quisimos ganar a Paraguay en el peor partido de la selección, queríamos ganar desde el principio a base de pelotazos y ellos encantados de que jugáramos así. Luego ganamos el tercer partido contra Bulgaria por goleada pero no fue suficiente. Y sentimos mucha decepción, pero la palabra no fue fracaso.