SUDÁFRICA: Khune, Gaxa, Mokoena, Tshabalala, Mphela, Pienaar (Min. 85, Parker), Modise, Letsholonyane, Dikgacoi, Thwala (Min. 46, Masilela) y Khumalo.

MÉXICO: Pérez, Aguilar (Min. 52, Guardado), Márquez, Rodríguez, Osorio, Salcido, Juárez, Torrado, Giovanni Dos Santos, Guille Franco (Min. 73, Hernández) y Carlos Vela (Min. 67, Cuauhtémoc Blanco).

Goles: 1-0: Min. 55; Tshabalala. 1-1: Min. 79; Márquez.

Árbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán). Amonestó a Dikgacoi (Min. 27), Masilela (Min. 70) y Juárez (Min. 18). .

Incidencias: Estadio Soccer City (Johannesburgo). 84.490 espectadores. Partido inaugural del Mundial 2010.

vitoria. "Quiero hacer historia con mi selección en mi tercer y último Mundial". Mientras espera a conocer su futuro, Márquez demostró ayer aquello de que quien tuvo, retuvo. Si en las tareas propias de su estirpe, las de defensor, naufragó considerablemente, gozó del arrojo necesario para presentarse en el área del rival y poder rescatar del sumidero a México, que a un cuarto de hora para la conclusión se veía ya sobre la lona. Y eso que Sudáfrica lo apostó todo a la conducción de Pienaar y al tiovivo en que se mueve siempre el partido inaugural, sin un claro dominador y a tirones. Al menos, el empate le sirve para insuflar de oxígeno su deseo de verse en los octavos de final. Que nadie se engañe: toda una proeza.

Del resto, de la fiesta en la calle y en las gradas, ya se encargarán sus ciudadanos, que durante 24 minutos vivieron en la gloria superlativa. Sus aficionados demostraron que la disputa del Campeonato del Mundo es de por sí todo un fenómeno. Dar un paso adelante en lo deportivo engordaría el cuento de hadas.

Bajo la brújula de Aguilar, lateral del Pachuca, y de Dos Santos, la Tri entró enchufada y pudo poner tierra de por medio con un potente disparo del joven futbolista ex azulgrana que lamió el palo.

Únicamente el centrocampista del Everton era capaz de echarse a sus espaldas el peso de ejercer como anfitrión, mientras sus compañeros se atrincheraban atrás y suspiraban al ver cómo Guille Franco erraba un mano a mano a pase de Vela que obligó a Khune a emplearse en plan felino. Anulado un gol al ex osasunista -sobresaliente tanto el uzbeko Irmatov como su linier en esta difícil acción-, la taquicardia llegó al cuerpo del Conejo Pérez cuando Mphela pudo llevar el delirio a la grada antes del descanso. Le faltaron centímetros.

El paso por vestuarios despertó a los Bafana Bafana. Eso, los retoques tácticos del míster Parreira y que nadie entiende por qué Aguirre sentó tanto tiempo a Guardado, su principal diamante, hizo saltar la banca en el primer contragolpe local. Dikgacoi encendió la mecha con un exquisito pase interior a Tshabalala, quien con un bestial y colocado zapatazo plano con el empeine rompió la red y provocó el estallido de las vuvuzelas.

El sonido ensordecedor de las trompetas se elevó a la enésima potencia. Con un Cuauhtémoc Blanco de trasnochada semblanza, a México no le llegaba con su repertorio y su desorden rayó el esperpento -nada que ver con los 45 minutos precedentes- hasta que El Vasco se percató de que Chicharito Hernández rumiaba también su suplencia. Fue irrumpir y variar un horizonte que pudo ser peor para México si Modise no hubiese desperdiciado sendas ocasiones inmejorables. Masticando Sudáfrica lo que habría sido la primera gran sorpresa del campeonato, emergió la raza y experiencia de Márquez, ubicado en el tepe preciso para sacar petróleo de un servicio del deportivista. Rafa, todo un viejo rockero en estas lides, se había guardado lo mejor.

las dudas de méxico Salvados los muebles, a la Tri le entró la duda de si conformarse con amarrar el punto o lanzarse hacia la meta prevista de antemano. Y como no hay peor receta que el miedo a lo desconocido, Mphela estuvo en un santiamén de propiciar adinerados apostantes pero, trastabillado y algo asustado por la responsabilidad, envió el cuero y los sueños de todo un continente al poste derecho para respiro del país centroamericano, que aireará desde hoy las críticas hacia las decisiones de Aguirre.

De hecho, media hora después de finalizado el partido ya saltaron éstas a las portadas. "Sin definición, el equipo salió dormido y al técnico le faltó tiempo para terminar de arreglar el entuerto", clamaban los medios mexicanos. En Sudáfrica el sentir era distinto: ya esperan al segundo capítulo de una fábula imperecedera. Su partido inaugural en el Mundial de sus sueños ya les ha dejado un buen sabor de boca.