Pasada la medianoche del martes, bajo las luces de ciudad de Barcelona, en el plató de Buenafuente, a Andreu le produce una fascinación extraña la figura de Elizabeth Hawley, la máxima autoridad sobre las cumbres del Himalaya, la notaria de las ascensiones a los rascacielos del mundo. Así que interroga a Edurne Pasaban -invitada en el programa, sentada en el sofá y rearmada físicamente la tolosarra tras hollar el pasado 17 de mayo el Shisha Pangma, el último, el decimocuarto, de los ochomiles completado por la montañera vasca, una proeza pese a ser la segunda mujer en lograrlo, pues unos días antes se le había adelantado, en un sprint increíble en una carrera de fondo, la coreana Miss Oh-.
La curiosidad de Andreu es la de un niño. Quiere saber cómo esa señora, estadounidense, 87 años, los últimos 50 anclada en Nepal, puede saber si un alpinista ha trepado o no a una montaña sin verlo. Y Edurne, voz trémula, azorada por la cuestión, polémica aún en su batalla con Miss Oh, le explica que el veredicto, como el de un juez, de Hawley "va a misa", que es irrebatible, pese a que su metodología para certificar una cumbre no sea científica sino más bien humana, que se basa en las conversaciones, que compara las versiones, que mira a los ojos a sherpas y montañeros y que es capaz de destapar la mentira. Ésta, la filfa, el engaño, parece asomar tras una de las catorce cumbres que dice haber logrado la coreana.
Hawley, en declaraciones al diario catalán La Vanguardia, duda sobre la ascensión al Kangchenjunga, realizada por la alpinista en mayo de 2009, después de escuchar las versiones de la expedición dadas por su guía Dawa Wangchuk y uno de sus sherpas, Nurbu Sherpa. Éstas no encajan. Son piezas de distintos puzzles. El primero aseguró a la anciana que Miss Oh llegó a la cumbre, mientras que el porteador le reveló que se detuvieron bastante antes de la cima.
Las contradicciones se amontonan también en las pruebas visuales. Las imágenes facilitadas por el equipo surcoreano muestran a Miss Oh de pie sobre una roca. Edurne y Go Mi-Sun (alpinista coreana inmersa en la carrera por ser la primera mujer en hollar los catorce ochomiles que murió el 11 de julio de 2009 en el descenso del Nanga Parbat) ascendieron el Kangchenjunga en mayo de 2009, la misma época en la que lo hizo la coreana, pero en sus instantáneas ambas aparecen en la cumbre rodeadas de nieve. No hay rocas descubiertas a la vista. Oh manifestó a Hawley que la foto fue tomada a cinco metros en vertical de la cima.
Según confirmó la norteamericana a La Vanguardia, el alpinista Park Young-Seok establece una nueva arista de incongruencia en el asalto de la coreana al Kangchenjunga. Young-Seok calculó la velocidad de aquel ascenso desde el campo base y concluyó que Miss Oh cubrió la parte final, la más alta y complicada por su exigencia técnica, el doble de rápido que los tramos inferiores, más sencillos, "a pesar de que ella no usó oxígeno artificial", matizó Hawley al diario catalán, que añade, suspicaz, que Miss Oh no ha respondido a la solicitud de la publicación de alpinismo Explorersweb, que pidió a la coreana, Edurne y Gerlinde pruebas sobre sus ochomiles. La tolosarra ya ha enviado fotos de las cimas y Gerlinde lo hará cuando regrese del K-2. Oh no ha presentado nada. Puede ser sintomático, aunque la última palabra es la de Hawley, que duda de la primera mujer sobre los catorce tejados del mundo mientras prosigue con su fascinante investigación.