JOHANNESBURGO. El fútbol se adueñará durante un mes de Sudáfrica, uno de los santuarios mundiales del rugby, deporte en el que el país es campeón mundial y que se convirtió en un vehículo para dar a conocer la transición del "apartheid" a la democracia con la película "Invictus", estrenada en los primeros meses de 2010.
Fue rodada al principio de 2009, justo antes de la disputa de la Copa de las Confederaciones, ensayo general del Mundial que ahora comienza, que se disputó en junio del pasado año en Sudáfrica.
Cuando se jugó aquel torneo, nadie había visto la película, que estaba recién terminada. Ahora, un año después, muy pocos desconocen el papel que jugó el rugby en el progreso del país, tal y como se ha dado a conocer a través del film.
El escritor y periodista John Carlin, nacido en el Reino Unido y afincado en España, recreó en su libro "El factor humano", publicado a modo de gran reportaje en 2008, la estrategia que siguió el presidente Nelson Mandela en 1995 para acercar a blancos y negros poco después de alcanzar el poder.
Fue en el momento en el que Sudáfrica, recién salida del "apartheid", debía afrontar como anfitrión el campeonato mundial de rugby, en el que finalmente se impuso en una final épica contra Nueva Zelanda, con un equipo integrado mayoritariamente por jugadores blancos.
Del libro salió la película dirigida por Clint Eastwood, con Morgan Freeman en el papel de Mandela y Matt Damon en el de François Pienaar, capitán de los "springboks", nombre con el que se conoce a la selección nacional de rugby, de la misma forma que los "bafana, bafana" son el equipo nacional de fútbol.
El objetivo de Nelson Mandela fue lograr que un país de negros apoyara a un deporte de blancos y que, además, se sintiera orgulloso de ello.
Quince años después, a Sudáfrica le llega una nueva oportunidad de mejorar como nación, en esta ocasión a través del fútbol, un deporte de negros en un país de mayoría negra y del que los blancos saben lo justo, aunque muchos llevan estos días banderas nacionales para adornan sus coches como muestra de apoyo al torneo y a su selección.
Sudáfrica ha sido tradicionalmente una nación de rugby, donde la célebre frase británica que dice que "el fútbol es un juego de caballeros practicado por villanos y el rugby un juego de villanos practicado por caballeros", siempre tuvo más connotaciones raciales que sociales o deportvas.
Algunas de las diferencias entre el fútbol y el rugby parten de la época del "apartheid". Por ello, Carlin afirma en su libro que "el rugby no era el deporte de la Sudáfrica negra".
Eso tampoco debe hacer suponer que el fútbol haya sido el deporte de la población negra, aunque es cierto que tradicionalmente los integrantes de los "springboks" fueron mayoritariamente blancos y en concreto afrikáners (descendientes de los colonos holandeses), y los negros se decantaron más por el balompié.
Carlin afirma que Mandela, quien aprovechó el deporte del balón ovalado para aglutinar al país, había sentido a lo largo de su vida una "clara antipatía" hacia el rugby.
Según el escritor londinense, Mandela consideraba que era un deporte "blanco y, en especial, el deporte de los afrikáners" al tiempo que añade que los negros consideraban al equipo de la camiseta verde como un símbolo de la opresión. "A la mayoría de los niños negros, el rugby les interesaba poco", indica.
La intensidad del "apartheid" provocó que la FIFA excluyera a Sudáfrica de su organización, lo que no impidió una cierta estructura futbolística en el país, con torneos profesionales desde 1959, aunque exclusivamente para blancos.
Desde 1991 existe la Asociación Sudafricana de Fútbol (SAFA) como culminación de un prolongado proceso de unificación que erradicó del deporte del país su pasada división racial. La admisión de Sudáfrica en la FIFA se hizo efectiva hace diecisiete años, en junio de 1992.
En 1996, Sudáfrica fue campeona continental en un torneo en el que ejerció de anfitrión y poco después acudió a dos mundiales (Francia,98 y Corea-Japón 2002), aunque estuvo ausente en Alemania 2006.